Guayaquil, sede de la final de la Libertadores que disputan este sábado 29 de octubre de 2022 Flamengo y Paranaense, se blindó con la presencia en las calles de unos 10 000 policías.
El despliegue busca disuadir cualquier posible acción del crimen organizado, causante de una crisis de seguridad en Ecuador que tiene como epicentro a la portuaria ciudad de Guayaquil. Esta es un punto caliente del narcotráfico y donde se han recrudecido los asesinatos de sicarios e incluso atentados con carros bomba.
Así, en los días previos a la final, lugares como el aeropuerto, los hoteles donde están los equipos, las canchas de entrenamiento y las zonas turísticas de la ciudad por donde se mueven los hinchas contaron con fuerte resguardado con policías con armas de largo alcance de grandes dimensiones.
El dispositivo de seguridad ha sido planificado durante cinco meses, destacó Víctor Hugo Zárate, comandante de la Zona 8, a la que pertenece Guayaquil.
A los 10 000 policías que resguardan la ciudad también se sumaron unos 400 militares, de acuerdo con los datos ofrecidos la pasada semana por el Gobierno.
Sin embargo, será el Estadio Monumental Isidro Romero Carbo el que se convierta en el punto más protegido de todo Ecuador. Se corta el tránsito de vehículos a 3 kilómetros a la redonda, con tres cercos policiales que los hinchas pasarán para llegar a las tribunas.
En el primero se revisará las entradas de cada espectador para comprobar que acceden por la zona correcta. Esto porque los accesos al estadio estarán divididos en una zona norte y otra zona sur, de modo que una vez dentro no podrán cruzarse de un lado a otro.
En el segundo cerco se verificará que las entradas sean auténticas con la lectura del código.
Antes del acceso de los espectadores, la Policía hará un registro durante cuatro horas para asegurarse que todo se encuentra en orden y no existe ninguna amenaza para la celebración del encuentro.
De acuerdo con los registros facilitados por el Ministerio del Interior, alrededor de unas 4 500 personas llegaron hasta ayer, por la mañana, a Guayaquil.
La mayoría de personas llegó por avión, aunque se esperaba para el viernes 28 de octubre a la gran mayoría de hinchas que acudirá al estadio.
Hinchas no llegan a tiempo
Protestas, empujones y mucha tensión entre los aficionados del Flamengo, que el viernes estaban desesperados en el aeropuerto de Río de Janeiro ante el retraso de los vuelos para asistir a la final.
Cientos de hinchas del conjunto carioca esperaron el viernes 28 de octubre para embarcar en el aeropuerto internacional de Galeao de Río, para poner rumbo a Guayaquil.
Esos grupos de aficionados compraron paquetes de viaje con la empresa Outsider Tours, que tuvo dificultades para fletar vuelos hasta Guayaquil.
El director comercial de la compañía, Fernando Sampaio, salió para dar explicaciones, pero se encontró con unos fanáticos flamenguistas enfurecidos por los retrasos. Por esto, abandonó el lugar escoltado por policías y entre insultos, según el portal Lance!
“Ladrón de sentimientos” fue uno de los calificativos que recibió Sampaio de parte de la hinchada del cuadro rojinegro, de acuerdo con GloboEsporte.
El virenes 28 de octubre, por la mañana, cuatro vuelos fueron rumbo a Ecuador y se espera que salgan otros tres hasta la madrugada de este 29, según los medios locales.
Algunos aficionados partieron en buses y otros aventureros, hasta en bicicleta. Ese es el caso de Diego Salgado, de 40 años.
El brasileño recorrió 4 200 km en bicicleta, durante 50 días, para llegar a Guayaquil. El periodista partió desde Montevideo y atravesó más de 200 ciudades hasta el Puerto Principal en Ecuador.
“Estoy contento de estar acá, toda la gente me saluda”, dijo Salgado en una entrevista que se publicó en la cuenta de Twitter de la Empresa Pública Municipal de Turismo de Guayaquil.
Para llegar a Ecuador pasó por desiertos, montañas, playas; por carreteras principales y caminos secundarios en más de 200 ciudades, en cinco países.
Llegó a Guayaquil el 27 de octubre del 2022.
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