Una pregunta rondó el sábado en las gradas del estadio Bellavista en el partido que el Cuenca ganó 2-1 al Macará. ¿Qué pasó con Iván Kaviedes? Víctor Riggio, DT de los ambateños, respondió la inquietud en la conferencia de prensa. “Tomé la decisión (de no hacerle jugar) por algunas circunstancias que pasaron. Es por un aspecto personal. Les pido respeto. Guardaré silencio hasta reunirme con la Comisión de fútbol”, dijo el DT.Esas respuestas fueron luego que Riggio también argumentara que el rival, el Cuenca, no hizo méritos para conseguir la victoria. Reflexiones hechas al calor del resultado porque en la cancha sucedió algo distinto a esa lectura del DT. El club cuencano fue sólido, ordenando y contundente. A Luis Soler, DT del Cuenca, le contaron que en Ambato es posible sumar puntos. Este año casi todos lo han hecho, excepto El Nacional, que no pudo (cayó 4-1 el 10 de julio). Un resultado que cortó la recuperación que había evidenciado Macará en las últimas semanas. El sábado, los goles cuencanos de Holger Matamoros (8’) y Ángel Mena (56’) le reactivaron la pesadilla a Macará de no hacerse respetar de local. En el gol de Matamoros hubo oportunismo pero precisión en su remate aprovechando un rebote. En el segundo tanto, Mena mostró frialdad para con un giro oportuno definir bien. A esas virtudes se suman el despliegue del medio campo y la seguridad defensiva del equipo de Soler. Incluso, el único gol que recibieron los morlacos fue por confusiones dentro de su área. Eso permitió que Jeremías Caggiano debutara con gol en el club celeste. Poco produjo Macará en lo futbolístico. La desesperación les llevó a terminar con 10 jugadores por la expulsión de Luis Caicedo. La derrota clarificó el escenario: Macará debe mejorar para luchar y no enredarse con el descenso. A diferencia del Cuenca que está en los punteros y registra una campaña perfecta en la segunda etapa, similar a la de Liga de Quito su siguiente rival, el miércoles.