Con sus dedos índice, Roy Castillo aplasta de prisa el teclado para conectarse a la Internet. Apenas abre su página en Facebook, descubre un singular consejo que le ha dejado Antonio Valencia, a quien considera su ídolo y amigo.
Una sonrisa cómplice se dibuja en el rostro del joven, cuando su familia le pilla leyendo el mensaje del ‘Toño’: “Pilas mi Uandu (de Uandungo como le tratan con cariño sus amigos), métale ganas al entrenamiento, las novias vienen después a full. @Pilas suerte. Saludos a mi tía”.
Roy le había pedido que por su cumpleaños (cumple 17 este miércoles) le regalara un par de zapatos de fútbol. Antes ya le obsequió otros, pero se desgastaron de tanto patear la pelota. Porque, dice, él quiere ser un jugador profesional más que surja de la popular calle 18 de Nueva Loja. Y está en ese sendero, ya que desde el domingo pasado juega con el Racing Júnior, en el torneo de Segunda categoría de Sucumbíos.
Por eso, a cambio, el ‘Toño’ le pidió que le enviara un video para verlo cómo juega.
Casi todas las tardes y antes de ir a sus entrenamientos, Roy se conecta al Facebook para ver si su amigo está conectado. En una media hora y hasta 45 minutos de plática le pone al tanto de las novedades del vecindario y más.
Igual lo hacen varios amigos y vecinos de infancia que lograron sumarse a los 989 contactos que el ‘Toño’ tiene agregados a su página personal. Pues la Internet y el chat se han convertido en la principal vía para que, pese a la lejanía, ‘Toñito’ siga arraigado a su tierra natal y sus huellas continúen intactas en la 18, un populoso sector de la capital de Sucumbíos. Hoy un muro alto de concreto la separa de la cancha del estadio Carlos Vernaza, donde Antonio empezó a demostrar sus destrezas con el balón.
Nicole y Alfredo se percatan de que su hermano Roy recorría la cancha exclusiva del ‘Toño’ y deciden también entrar al juego. A veces, ellos también le entran a la plática con Antonio y aprovechan para desearle éxitos en su carrera. El sitio de encuentro es una improvisada área de estudios. Allí una computadora reposa sobre un escritorio y en cuyo cajón se guarda el teclado.
El futbolista aprovecha esos encuentros casuales para enviar saludos a la tía Rosa (Quiñónez), una de sus vecinas de las que se ganó el aprecio. Ella recuerda con claridad cómo ‘Toñito’, a pesar de sus seis años, llegaba al vecindario hasta con cinco saquillos llenos de botellas de vidrio recicladas y que luego vendía para comprar sus zapatillas de lona. Por eso, cada vez que llega de visita en Nueva Loja, Antonio va en su búsqueda y en diciembre le obsequió la camiseta número 25, que usó en la temporada pasada. Y ella enseguida le preparó su batido favorito, la chucula (preparado con leche y maduro).
José Luis Rivera, otro amigo de ‘Toño’ en Nueva Loja, también se vale de la Internet para desearle suerte. Lo conoció cuando pitaba los interbarriales en el Carlos Vernaza y hoy se dice uno de los principales hinchas de la estrella ecuatoriana del Manchester.
Y por esa misma banda está Cuarentiña (como conoce ‘Toño’ a su amigo José España). Tiene muy presente el recuerdo de aquella vez en que Antonio decía “allá yo quiero llegar” cuando a sus 12 años veía algún partido europeo por televisión.
En la 18, aquella calle de tierra -ahora adoquinada y en cuya vereda izquierda se mantiene la casa de su infancia- donde correteaba Antonio tras su inseparable pelota, todos hablan de quien es su principal referente.
Aunque estuvo concentrado en la final de la Champions League, Valencia se dio tiempo para platicar con más seguidores de Nueva Loja. Se conectó por Facebook con Vanessa, hija de la tía Rosa y dueña del restaurante donde Antonio suele ir a comer encocado cada vez que llega a su ciudad de origen.
Esta vez Vanessa le escribió que estuviera sereno porque pasara lo que pasara en el juego ante Barcelona de España, todo el barrio siempre estará con él. Pero sobre todo que no le faltarán las bendiciones de la tía Rosa. En cuanto a ella, la opinión de ‘Toño’ fue: “Vane, a mi tía Rosa no le pasan los años. Está como una quinceañera… (al comentar una foto en la que aparece Rosa Quiñónez en un reportaje sobre Antonio que publicó este Diario, el pasado miércoles 25)”.
El Toño pidió que le comunicara un ‘reproche’ porque en la pared principal de la sala de la tía Rosa, “tiene todas las fotos de los muchachos (incluido de Édder, el hermano mayor de Antonio), menos mi foto”.
Así en medio de esas pláticas cotidianas y de la expectativa se mantiene la gente que vio crecer al primer ecuatoriano que jugó una final de la Champions League.
Ahora su hermano Eugenio, con quien recorrió pueblos y ciudades de Sucumbíos comercializando mercadería, y todas sus amistades aguardan la visita del ‘Toño’. Les ha ofrecido venir en junio y Vannesa Castillo, por ejemplo, anhela que le traiga de regalo la camiseta del Manchester U., con el autógrafo de Rooney.
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