El FC Barcelona club español más laureado de esta última década está viviendo al límite, sin respiro y sin aliento capaz de experimentar situaciones susceptibles de ser alteradas de la noche a la mañana sin previo aviso.
Los casos de Sandro Rosell y Carles Puyol saltan a la vista. El expresidente del conjunto blaugrana se presentó en público ante el juez Pablo Ruz de la Audiencia Nacional para que lo cite “cuanto antes” y pueda dar las explicaciones del caso en torno al fichaje de Neymar Jr.
Sin embargo, pocos días después presentó su dimisión al cargo sin que nadie en el entorno barcelonés entendiera el por qué de esa decisión en ese intervalo de tiempo.
El domingo anterior, el Barça atravesó quizá uno de los momentos más difíciles cuando el público del Camp Nou decidió atreverse a silbar a sus otrora héroes que consiguieron una cantidad de títulos.
Pero en una acción del partido ante el Almería, Carles Puyol en una jugada dentro del área marcó el 3-1 y alivió un poco la tensa situación con los aficionados.
Por su parte, los aficionados que hacía tiempo no tenían un referente en el campo de juego al cual vitorear, se entregaron al capitán y corearon el nombre de Puyol y devolverle el respeto perdido porque en el Camp Nou son pocos los jugadores que se han librado de alguna silbatina, entre ellos Puyol.
Con esta acción, parecía que Carles resurgía con aquel gol sobremanera después de varios meses de sufrir con la lesión de su rodilla derecha ahora, decidió poner fin a su carrera como jugador blaugrana, que concluirá el 30 de junio próximo.
‘Tarzán’ como fue apodado el recio defensa, anunció un día que se retiraría en el campo de juego y no en el quirófano. Además, siempre dijo que esperaba llegar ‘vivito y coleando’ al final de la presente temporada y cumplir así un deseo: saludar desde el centro del campo de juego con los colores del club catalán ante su afición, con un adiós que cuenta diecinueve años en el club y catorce en el primer equipo.
Se apagará una de las más intensas luces que ha brillado en el barcelonismo en la última década. Por otra parte, Puyol no tendrá ni la recompensa de jugar su último Mundial, porque decidió dar paso al descanso y de paso, dedicarle los mejores años de su vida a su hija Manuela, recién nacida hace unas semanas,
Aunque tanto esfuerzo ha servido de poco, porque el Puyol de las dos últimas temporadas ha sido tan solo la sombre de aquel impecable central en la época dorada del barcelonismo, sin duda los años más victoriosos del FC Barcelona.
Carles Puyol, tímido y reservado, poco amigo del histrionismo, ha decidido apagarse por voluntad propia, para no sufrir, ni hacer padecer a los suyos, a sus amigos y familiares, y seguidores.
Él más que nadie sabe que el punto de velocidad y agresividad ha sido su marca personal, sin la cual ha pasado a ser un jugador del montón. Lo ha dado todo por el Barça, y más, y ha creído que otro debe tomar su posta.
Y al final, la razón ha podido más que el corazón a pesar de que tenía dos años más de contrato según acuerdo verbal con la dirigencia del conjunto catalán, volvió a dar una muestra de ser un tipo íntegro y respetuoso con su entidad.
En su tarjeta de presentación aparecen 593 partidos y 18 goles, e incontables acciones en las que supo imponerse en defensa y mejorar a sus compañeros.
El Barça ahora ya sin rodeos, no podrá escabullir el bulto como ha ido haciendo estas últimas temporadas y deberá acelerar la contratación de un central, como mínimo si es que no lo tiene pensado ya.