El ‘Osito’ solía lanzarse del puente al río para nadar en el Juncal. Estudió hasta tercer curso en su pueblo y luego se vino para Quito.¿Es cierto que a usted y a todos sus amigos les gustaba el arroz con porotos (fréjol)?
Claro, si esa es la comida con la que todos nos criamos en El Juncal. Al menos a mí gusta mucho, es uno de los mejores recuerdos de mi niñez y ahora lo comemos una vez por semana en mi casa.
¿Qué es lo que más recuerda de El Juncal?
Lo que más recuerdo son mis amigos, antes de venir a la ciudad, siempre me divertía jugando al fútbol. Es lo más normal que se hacía en el pueblo.
¿Aparte del fútbol cómo se divertía en su tierra?
Me gustaba ir al río, siempre iba acompañado de mis amigos. Me gustaba lanzarme del puente para nadar, son cosas indescriptibles que solo un niño podría disfrutar. Esas sensaciones no se pueden explicar.
¿Cierto que en su niñez usted era un rompecorazones?
(Ríe muy fuerte y su rostro se arruga) Bueno, un poquito más después. Con mi esposa fuimos compañeros en el colegio en el Valle, luego yo vine a residir en la ciudad y nos dejamos de ver algunos años.
¿Y cuando regresó a El Juncal se hizo el loco o extrañaba ver a su novia?
Recuerdo que volví en diciembre, cuando tenía 18 años. Allí me di cuenta que habíamos cambiado los dos. Primero físicamente y luego me sentía más maduro por lo que había vivido en la ciudad. Un primo mío nos volvió a juntar y ahora vivimos juntos y tenemos 2 hijos.
¿Le dedicó o le lanzó alguna bomba?
No, para ese tipo de cosas soy reservado, pero sí nos gusta mucho esa música. El hecho de ser los dos de El Juncal nos ayuda mucho, porque nuestras familias se llevan bien y tenemos gustos en común.
¿Es cierto que en las reuniones con sus amigos, usted es el que más baila la bomba?
Delante de la gente todos parecemos serios, pero a la hora de la fiesta salen otras personalidades y no paran de reírse y de bailar. ‘La Sombra’ Espinoza, ‘Kinito’ Méndez, el ‘Conejo’ Iza y el ‘Tío’ De Jesús son los que más ríen y molestan.
¿Cuál es la anécdota que más recuerda con el ‘Tío’ (Omar de Jesús)?
Recuerdo que una vez en el aeropuerto de Quito, Omar consiguió una guitarra, empezó a entonar la bomba, todos nos pusimos a bailar y a cantar. Estaban Cléber Chalá, Geovanny Ibarra. Yo conseguí un sombrero, me puse a bailar y la gente nos miraba. Fue chistoso. El ‘Tío’ nos molestó ese día y nos puso apodos.
¿Por qué Omar de Jesús le puso ‘Osito’?
No, ese apodo me lo pusieron en las inferiores de El Nacional. Fue el profesor Orlando Narváez. Era por la fuerza que tenía y como empecé de volante, el técnico me llamó ‘Osito’ y desde ahí todos me llaman así.
¿Cierto que usted es un campeón para poner apodos a sus compañeros?
Sí soy bueno para molestar, recuerdo que a ‘La Sombra’ (Geovanny Espinoza) le decía ‘La Blude’, por lo que era grandote. A Omar le puse el ‘Tío’, porque él nos molestaba y a la vez estaba pendiente de todos.
Ahora con sus hijos, ¿ya no tiene mucho tiempo de estar con su esposa?
Ahora ya hay menos tiempo para salir a divertirse porque hay que cuidar a los chicos. Ojalá cuando sean más grandes podamos darnos un tiempo para nosotros, esa es la responsabilidad de los padres.
¿Cómo es la amistad en El Juncal?
Es buena y muy sincera. Las personas son sencillas, más humildes y es así que hasta ahora conservo mis amigos de la infancia. Esa característica se resume por lo bien que nos llevamos todos los futbolistas de esa zona.