Los cachorros fueron los premios que más cautivaron a los seleccionados ecuatorianos en el tiempo que estuvieron concentrados con la Tricolor. “Todos me han pedido perros como premios para los bingos en la Selección”.
Esa revelación es de Ricardo Callejas, una de las personas de confianza de Luis Chiriboga y miembro de la Comisión de Selecciones en la Ecuafútbol.
Callejas era quien ponía los premios para los bingos que se realizaban en cada concentración. Lo hizo como una iniciativa para distraerlos durante los días de encierro. Jaime Ayoví y Jorge Guagua ganaron perros y eso multiplicó los pedidos por parte de los seleccionados. Los canes eran traídos de Ambato de un criadero que tiene un hijo de Callejas.
El ambateño, que fue directivo del Macará por muchos años, también gestionó los premios para los concursos que hubo en 24 concentraciones. Lo hacía con sus amigos y con empresas ambateñas. Consiguió electrodomésticos, relojes, zapatos, chaquetas de cuero, bonos de empresas… Ahora su dolor de cabeza será ver la forma cómo gestiona las demandas de los futbolistas que “quieren para el próximo bingo, más perros”. “Tendremos que ver cómo lo hacemos”, respondió Callejas, quien reside en Ambato.
La terapia del juego aliviaba las tensiones de estar en el encierro y la ansiedad que se vivía antes de cada compromiso clave de las eliminatorias. Las actividades recreativas eran parte de la agenda del cuerpo técnico de Reinaldo Rueda. Estas se alternaban entre el trabajo físico, el futbolístico y las charlas teóricas previamente programadas en el plan de Rueda.
A una de las concentraciones fue invitado el ‘Huesito’ Rodríguez. Un ambateño que sin ser humorista profesional llevó su sal para contar cachos y dibujar sonrisas en el rostro de los seleccionados. La ocasión que asistió también fue por invitación de Callejas.
La música fue parte de la recreación grupal. Juan Fernando Velasco fue uno de los artistas que acompañó a la Tri en las concentraciones. Su música también se utilizó como fondo musical en un video que hizo Antonio Valencia. Con guitarra en mano, Velasco cantó en vivo con todo el grupo. El reggaetón y la salsa que salían a través de los parlantes que llevaban los seleccionados se convirtieron en ayudas en las horas huecas.
Hubo actividades en otros ambientes lejos de la Casa de la Selección. En cada concentración se programaron cenas en restaurantes capitalinos. Dos días antes de jugar con Uruguay fueron al Redcrab, en el norte de Quito. La especialidad eran los cangrejos y mariscos. También en otras oportunidades estuvieron en restaurantes como San Telmo, Al Sur, entre otros. Esta actividad también se realiza cuando la Selección jugaba fuera del país, excepcionalmente. Además, en Estados Unidos hubo invitaciones de este tipo para la Tri.
Los juegos lúdicos en cancha también fueron parte de la receta del éxito. En cada sesión de trabajo, el grupo tricolor adquirió la costumbre de reunirse en círculo para iniciar las prácticas con una oración como acto de fe.
Por iniciativa del cuerpo técnico en los diferentes espacios de la Casa de la Selección se colocaron letreros. La filmación de videos fue otra iniciativa del grupo.
Una de las fórmulas que se aplicaba en los entrenamientos era el baile en la mitad de una circunferencia. Los juegos colectivos de armar grupos con agilidad mental fue otro método para manejar la tensión en los entrenamientos que se hicieron en cancha.
Los cumpleaños
Otra costumbre en la concentración de la Selección era el festejo de los cumpleaños de los jugadores. Se compraban pasteles, cantaban y terminaban jugando entre ellos con el pastel.
El cuerpo técnico autorizaba el ingreso de los familiares más cercanos para los festejos. Uno de los últimos cumpleaños que se celebró así fue el Édison Méndez. Allí llegaron las hijas del ‘Kinito’.