Absurda. Esa definición encaja en la agresión de Máximo Banguera a Pedro Quiñónez, después del clásico del Astillero, jugado ayer en Guayaquil. La reacción del golero es la del típico perdedor que no asimila una derrota, tal como sucedió el último domingo.
Los dos futbolistas son íconos de la sociedad actual, vistos por niños y adolescentes como ídolos; sus historias de superación son puestas como ejemplos por entidades públicas y privadas. Por eso era innecesario dar un espectáculo de esa naturaleza ante miles de personas.
¿Deberán ser convocados a la Selección? Para mí, no. Ellos tienen que cumplir con el rol de ejemplos ante la sociedad. No inducir a la violencia, tampoco a los maltratos. Banguera, especialmente, más allá de una justificación, es el golero del club más popular y con más hinchada del país.
Ante eso no deberían ser convocados para los partidos que la Selección Ecuatoriana de Fútbol tiene que afrontar en las próximas semanas. Esa tendría que ser la sanción ejemplarizadora de parte del cuerpo técnico. Pero talvez no lo hagan por las necesidades que existen para los juegos ante Colombia y Bolivia, el 6 y 11 de septiembre, en ese orden, por las eliminatorias mundialistas.