Al fin, el tiro que resultó decisivo terminó disparándolo el protagonista que “no estaba en los planes de un equipo que iba a intentar jugar “como el Barcelona” y llegó al final con un dibujo indescifrable, algo más propio del desesperado y tristemente instalado como sea.
Así se ha ido desdibujando también el estilo, la identidad de las selecciones argentinas, arrastrando en eso a calificados actores que, en la confusión, terminan igualados con los más mediocres.
A Julio Humberto Grondona, presidente de la Asociación de Fútbol de Argentina (AFA), le cabe la responsabilidad de director y guionista en toda esta historia, aunque pueda decirse que la proyección vuelve a interrumpirse por problemas técnicos. Y vale repasar cómo ha ido realizando el ‘casting’ de esta película de más de 20 años, desde el Mundial de Italia 1990, que llegó a la final, hasta hoy, para comprender también por qué termina siendo inclasificable.
Desde entonces, lo que pudo haber sido una megaproducción cinematográfica se fue transformando en una pretenciosamente efectista serie de televisión, con una mala lectura del minuto a minuto de parte de su ideólogo.
Han pasado actores como los entrenadores Alfio Basile, Daniel Pasarella, José Pekerman, Marcelo Bielsa, Diego Maradona… en la que el director y el guionista han preferido seguir improvisando. Y allí estamos ahora. Como si hubiéramos pasado de la comedia al drama con los actores más cotizados participando de una obra escolar. Tiempo de revisar libreto y libretista. No se goza: se sufre. No hay estilo; no hay identidad. No es cine: es fútbol. No es ficción: es realidad.