Diego Godín era el héroe del Atlético de Madrid. Fue el encargado de anotar el primer gol de su equipo y de la final. El reloj llegó a los 90 minutos y el árbitro del partido añadió cinco más. En las gradas del estadio Da Luz, en Lisboa, los del ‘Atleti’ ya celebraban la victoria. ¡Todo era euforia colchonera!
Sin embargo, la suerte no le sonreiría esta vez al Atlético. El equipo que una semana antes se llevó la corona al mejor conjunto de la Liga Española, hoy no pudo. El cronómetro llegó a los 93 minutos y apareció Sergio Ramos, el segundo capitán del Real Madrid. Se elevó en medio del área del Atlético y metió un cabezazo certero, directo a la red. Nada pudo Cortuois.
La euforia blanca fue tal que Florentino Pérez dejó las posturas, elevó los brazos y celebró el gol. La cuenta pendiente de Pérez se saldó. Ese alivio a tanta inversión económica que hizo al mando de los blancos para alcanzar el objetivo: la ‘Champions’.
‘Una décima a la épica’ tituló Marca en su portal digital. Y claro que sí, “el Real Madrid consiguió su ansiada Décima Copa de Europa siendo fiel a su historia, luchando una final que tenía perdida y enviando el partido a la prórroga en el minuto 93”.
As.com, en cambio, apeló a la religiosidad para titular. ‘La fe le da la décima al Madrid’. En su versión digital, el diario español, manifestó que el Atlético fue heróico; pero se quedó sin fuerzas para mantener el ritmo.
Sports, en cambio, dijo: ‘El Madrid ya tiene su décima’. El portal deportivo, por su parte, enfatizó a que el Atlético tuvo la final en sus manos, pero Ramos le aguó la fiesta.
Al final, todos los diarios coincidieron que Ramos le alargó la vida al Real Madrid. Fue quien acabó con el sueño del Atlético de lograr un doblete en una temporada. Fue el inició del milagro.
Gareth Bale puso el segundo y alivió las tensiones. Después, para el Atlético, llegó la ‘tragedia’. En menos de cinco minutos apareció Marcelo, quien lloró luego de su anotación y para cerrar la goleada estuvo Cristiano Ronaldo. El banco de suplentes celebró la décima, ese trofeo que llegó 12 años después