El estratega uruguayo Tabaré Silva dirige a los jugadores ‘chullas’. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Michel Castro se confiesa hincha de Deportivo Quito. Tiene 26 años y en los últimos siete ha defendido la camiseta azulgrana. El defensa pasó de ser un actor de reparto a uno de los referentes del equipo por su antigüedad.
Castro, Jairon Bonnet, Efrén Proaño y Alexi Lemos son los únicos cuatro futbolistas que repetirán campaña con el club azulgrana. Tal como en años anteriores, el equipo tuvo que salir al ‘mercado de piernas’ a buscar refuerzos. Para esta temporada, el Quito ha fichado a 15 futbolistas, una cifra idéntica a la del inicio del 2014. En el 2013, el club contrató a 17 jugadores.
Sin embargo, el gran limitante de la institución es su alicaída economía. El pasivo del cuadro azulgrana alcanza los USD 20 millones, según las cifras difundidas el año pasado por la directiva liderada por Santiago Ribadeneira.
En la actual dirigencia, liderada por Joselito Cobo, se mantienen en análisis los documentos de haberes pendientes del equipo.
Por la delicada situación económica, el equipo ha recortado drásticamente los gastos. El salario más bajo será de USD 3 000 y el más alto de USD 10 000. Según el gerente técnico, Rafael Piscitello, está previsto que el rol mensual de la plantilla sea de USD 150 000.
El cuadro también hizo una reingeniería en el personal administrativo. Hasta el año pasado hubo 25 trabajadores. La cifra descendió a cuatro empleados.
El financiamiento del club
En estos días, el presidente Joselito Cobo y su equipo de trabajo realizan los últimos contactos con empresas para patrocinar al plantel. El viernes se realizará la presentación del equipo en el Cuerpo de Ingenieros y hasta el momento la institución cuenta con siete espónsor y busca cerrar el acuerdo con tres más. Los auspiciantes provienen de sectores de mercado como las bebidas de moderación, pinturas, ropa y construcción.
El Quito tendrá un presupuesto de USD 3,5 millones para esta temporada. Los derechos de televisión y el aporte de los auspiciantes son los ingresos principales.
Solo se espera un volante
Tabaré Silva, el técnico uruguayo del equipo, es un personaje amable y cercano a los jugadores. En la práctica se acerca continuamente a los futbolistas y les arenga a entregar todo. “Han hecho buenas prácticas. Hay que entender que este es un plantel nuevo y tomará tiempo que entiendan nuestra propuesta futbolística”.
A Silva le hace falta un organizador de juego y el candidato ideal es Luis Fernando Saritama. Sin embargo, el objetivo de que ‘Sari’ vuelva al plantel, luego de dos años, es complicado. Primero, el volante deberá lograr su desvinculación de Liga y después sentarse a negociar.
De los refuerzos que han llegado al equipo, cinco jugaron el año pasado en la Serie B. Dos de los tres futbolistas que militaron en Serie A (Isaac Mina y Jorge Cuesta) no terminaron el torneo jugando en sus exclubes. Cuesta fue separado de Universidad Católica y Mina de El Nacional en el 2014.