Álex Báez se puso la camiseta con el 10 y mostró sus habilidades en La Carolina. Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO
Alexander Guanín perdió el control de su motocicleta y cayó al túnel de La Y, en el norte de Quito. Quedó inconsciente y debieron amputarle su pierna derecha. Su amigo, quien iba sujeto a él, falleció.
Al quiteño, de 24 años, le costó recuperarse de ese accidente ocurrido hace nueve meses. Hasta ahora confiesa que le duele la pérdida de su compañero. Con él, estudiaba la carrera de ingeniería informática en el Instituto Cordillera.
El fútbol de amputados es ahora su terapia. Al principio tenía temores. Cuando caía durante los partidos, se quedaba algunos segundos y dudaba en la forma de levantarse.
El aliento de sus compañeros de Achilles, Fundación sin fines de lucro, lo motivó. “Me hicieron perder la vergüenza”.
Se unió al grupo hace un mes. Un día estaba con su familia en el parque La Carolina y conoció a su ‘tocayo’ Álex Báez, quien también perdió una de sus piernas. Él lo invitó a entrenarse por las noches con la fundación.
Así, poco a poco, empezó a ejercitarse con una prótesis de práctica con la agrupación que la conforman 16 personas que han perdido extremidades.
Guanín y nueve de ellos acudieron ayer, 21 de julio del 2019, a una de las canchas sintéticas del parque La Carolina. Se juntaron para jugar un partido ante estudiantes de la maestría de Salud Pública de la Universidad Loma Linda, de California.
Los estadounidenses llegaron para hacer un estudio de las necesidades de las personas con discapacidades físicas en coordinación con la agrupación Romp, que provee de prótesis a personas con escasos recursos en el país.
Los estadounidenses aprovecharon para estar cerca de los ecuatorianos y se pusieron camisetas azules. También ubicaron sus brazos detrás de su espalda para jugar. Los ecuatorianos llegaron sin sus prótesis a la cancha. Fueron con muletas para disputar el encuentro.
Las reglas de la FIFA, para el fútbol de amputados, establecen que los jugadores de campo pueden tener dos manos, pero una sola pierna para disputar un encuentro. Los arqueros pueden tener dos piernas pero una sola mano.
Antes de entrar a la cancha, Byron Pozo -presidente de Achilles- explicó las reglas y el tiempo de juego. También les entregó vasos con suero oral para que se mantuvieran con energía en el cotejo.
Guanín se quedó en la zaga durante el partido. Aún no es del todo ‘ducho’ para jugar con ahínco, pero se mostró contento por la experiencia. “El no contar con una extremidad no significa tener una discapacidad. Es solo una complicación para salir adelante”.
Sus compañeros se mostraron más activos adelante. Entre ellos, Báez. Él nació en Carchi hace 31 años.
El fútbol era una de sus pasiones. Lo jugaba todos los fines de semana en ligas barriales. Eso hasta que un adversario le ‘metió una plancha’ y destruyó su rodilla hace siete años. Tras la lesión, lo llevaron a un hospital y determinaron que tenía un hematoma.
Con los días, se dieron cuenta que tenía comprometida su pierna. Por ello, fue a otro centro médico, pero finalmente debieron amputarle su pierna derecha. Él no guarda rencores por eso. Aprendió a continuar con el fútbol en muletas.
En el partido de ayer, fue uno de los más activos. Hizo dos goles. Cabeceó y se esforzó en la marca y en el ataque.
En la cancha sintética, estuvieron sus amigos y familiares. También otros conocidos de los deportistas con discapacidades físicas. Al principio, había solo unos 15 espectadores.
Pero al final del encuentro, la cancha estaba rodeada de personas, quienes aplaudieron el esfuerzo de los deportistas.
“Para mí, jugar es sentirme vivo”, expresó Baéz, cuyo cabello llega hasta sus pómulos. Quiere que otras personas sin extremidades lo practiquen.
En Ecuador, hay unos ocho equipos de amputados que usualmente juegan esta disciplina como una forma de mejorar su calidad de vida.
Las muletas son el soporte de los deportistas durante los encuentros. Con ellas, Báez se sujetó para mover su pierna izquierda, receptar el balón y rematar al arco rival.
En la portería, en cambio, se ubicó Marco Moreno, quien perdió su brazo izquierdo hace algunos años. En uno de sus saques, desde su área, logró enviar al balón hasta el arco rival y marcar una conquista.
Entre los deportistas, también estuvieron Ángel González, un héroe de guerra del Cenepa, quien perdió una de sus piernas en ese suceso. También Wladimir Caza.
Los cuatro tienen un nuevo desafío. Planean competir en la Maratón atlética de Nueva York, del próximo domingo 3 de noviembre. También quieren ir al campeonato nacional de fútbol de amputados, que se realizará a finales de septiembre, en Ibarra.
Guanín aún no sabe si participará. De lo que sí está seguro es que quiere jugarlo más.