Imagen referencial del torero Julián López Escobar ‘El Juli’. Foto: www.eljuli.com
El acontecimiento taurino más importante del año y quizá de mucho tiempo en el Ecuador será la celebración de los 20 años de alternativa de Julián López ‘El Juli’. El torero, que debutó casi niño de novillero en nuestro país, ha elegido Latacunga como la única tarde en que haga el paseíllo en solitario esta temporada americana y para celebrar la efeméride.
Sin duda, el mérito empresarial de José Luis Cobo ante la apuesta de quilates vale destacar y naturalmente el gesto de esta gran figura de la fiesta.
A pocos días de su llegada al país, cuando ya prepara maletas, ‘El Juli’ respondió un cuestionario de Diario EL COMERCIO.
Al cumplir 20 años de alternativa, ¿cuáles son las reflexiones más profundas que se hace Julián López?
Han pasado muchos años y es mucho lo que he vivido, que superan de largo con todo aquello que soñaba cuando empezaba a querer ser torero.
¿Cómo se mira ahora y se analiza desde sus tiempos de becerrista, novillero y su salto a una alternativa con tanta juventud?
Fue todo muy rápido, con cosas increíbles. Cuando echo la vista atrás siento mucho orgullo por todo lo que logré. Ahora lo veo desde otra perspectiva, pero sí le doy mucho valor siendo tan joven.
¿Cómo fue mirarse a su edad con los maestros Manzanares y Ortega Cano y triunfar desde ese mismo día?
Hay que imaginarse, maestros que llevaban muchos años ahí y yo, con 15 toreando junto a ellos… Fue un sueño hecho realidad y se portaron fenomenal conmigo. Siempre recordaré las palabras del maestro Manzanares antes y durante la ceremonia, diciéndome que era como darle la alternativa a un hijo.
¿Al estar 20 años en la cúspide que se siente de lo que se dice llevar el peso de la púrpura (el liderazgo)?
Es duro y conlleva mucha responsabilidad. Lograr estar dos décadas ahí no es sencillo, a ese nivel, se sufre mucho pero al mismo tiempo logras cosas, momentos delante del toro, que te llenan plenamente como torero y como persona.
¿Cuáles han sido sus toreros espejo desde sus primeros años?
No tenía un torero solamente, me fijaba en muchos porque de todos sacaba cosas. Pero lo más importante es ir poco a poco desarrollando tu personalidad, sacar lo que llevas dentro como torero y poder mostrarlo.
¿Quiénes han sido sus compañeros y rivales más importantes?
Muchos. En 20 años he podido torear con toreros de distintas generaciones. Cuando llegué estaban Joselito y Ponce, José Tomás, con el que tuve una etapa muy bonita de competencia, Francisco Rivera Ordóñez, Morante de la Puebla… Luego llegaron El Cid, Manzanares, Perera, Alejandro Talavante, Roca Rey… Muchos. Y también he tenido ocasión de poder torear con maestros de generaciones anteriores como Antoñete, Curro Romero, Curro Vázquez, Manzanares, Ortega Cano, César Rincón, Espartaco…
¿Cuál ha sido hasta hoy el toro más difícil de su vida?
No puedo decir uno en concreto, pero siempre digo que el peor toro es aquel con el que no puedes expresar nada de lo que eres como torero, que te deja vacío.
Se palpa la consolidación de máxima figura. ¿Usted qué siente de los que vienen apretando fuerte con el ímpetu de la juventud?
Es normal, son etapas de la vida y los toreros jóvenes tienen que ir cogiendo esa responsabilidad. Por fortuna ahora hay toreros jóvenes muy importantes y el toreo, en ese sentido, creo que quedará en buenas manos en el futuro.
¿Está todavía muy lejos el día de colgar el traje de luces, se lo piensa o se lo ha pensado?
Sí que lo piensas, sobre todo cuando llevas tantos años, pero eso vendrá de manera natural. Aún siento que tengo cosas que ofrecer y lo cierto es que estoy muy ilusionado, entrenando como siempre y disfrutando de lo que hago.
¿Cómo fueron dos instantes claves de este año: el toro Orgullito en Sevilla y el toro de Alcurrucén en Madrid?
Es con lo que uno sueña, incluso lo supera. Hombre, siempre se te queda esa espinita de no haber matado bien el día de Madrid, pero por lo demás fue increíble lo que sentí en la plaza de mi ciudad. Y en Sevilla se superó todas mis expectativas porque es una plaza muy especial para mí, a la que estoy muy agradecido, como a ese toro, Orgullito, que me lo dio todo.
¿Por qué este tramo de la temporada americana apenas tiene unas pocas corridas, Lima, Latacunga, Manizales?
Hay momentos y años en los que también he toreado menos, y otros en los que más. Me gusta cómo se ha planteado la temporada americana y al mismo tiempo poder disfrutar de mi familia y mis hijos.
¿Por qué eligió Latacunga para la celebración americana de sus 20 años de alternativa?
Es una plaza bonita en la que me sentí muy a gusto cuando debuté. Se vivieron cosas maravillosas aquel día y espero que este año se pueda igualar o superar.
Julián López, ‘El Juli’, celebra sus 20 años como matador. Actuará el 30 de noviembre. Foto: archivo / EL COMERCIO
¿Qué recuerdos le trae Latacunga?
Debuté en el 2012 y me sorprendió la pasión del público. Aquella corrida se desarrolló en un tono ascendente, y disfruté una barbaridad.
¿Qué ha significado para usted Ecuador y sus triunfos abundantes y varios trofeos?
Pues una sensación agridulce. Contento por volver a Ecuador y a Latacunga, pero al mismo tiempo me da pena y rabia lo que pasa con Quito. Es tremendamente injusto prohibir el derecho de la gente de disfrutar de un día de toros. Y los toreros acudíamos felices a una gran plaza, con una afición maravillosa. Espero que se solucione, porque es tremendamente injusto.
¿Qué espera del público el día 30 de noviembre cuando haga el paseíllo en solitario por segunda vez en esta plaza?
Pues tengo ganas de volver a torear y Latacunga creo que es un magnífico escenario. Espero que podamos vivir una gran tarde de toros.
Biografía. Nació el 3 de octubre de 1982, en Madrid.
Trayectoria. Se forjó como novillero en México. Registra cerca de 300 festejos, entre becerradas y novilladas. Antes de tomar la alternativa, 1998, El Juli intervino en 82 novilladas, cortando 199 orejas y saliendo a hombros en 65 ocasiones.