Guerra fue el capitán chulla ante BSC, el 10 de noviembre de 1957, en el Atahualpa. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
A sus 84 años, Ernesto Guerra revela el gran secreto que le hizo brillar como futbolista de la Serie A. “Siempre utilicé el ‘juanete’ exterior de la pierna izquierda para patear. Por eso, tenía una facilidad para engañar al rival al combinar la bola. Para combinar no necesitaba girar mi cuerpo”.
Lo cuenta con voz fuerte, detrás de lentes negros con marco metálico, en su oficina en el norte de Quito. Viene de cumplir media hora de natación y no quiere que se vean sus ojos rojos en las fotos.
La vida del hombre que marcó el primer gol del Campeonato está alejada del fútbol. Por las mañanas, practica natación para mantener el buen físico y va a la oficina de su empresa, donde trabajan sus hijos.
Por las tardes, prefiere compartir tiempo con sus nietos y bisnietos. Ese tiempo con el que no contó “por andar en el fútbol”. Desde 1967 hasta 1994 se mantuvo 28 temporadas seguidas como entrenador.
El ‘Trompudo’, como le conocían en su juventud, es un hombre récord de la Serie A. Además de marcar el primer tanto del torneo, ganó el título nacional con el Quito como jugador y director técnico.
Además, junto a Héctor Morales (+), es el único ecuatoriano que ha ganado cuatro títulos de la A como técnico.
Jugó con ‘Patallucha’ Cevallos, el ‘Negro’ Maldonado y dirigió a jugadores como Carlos Ron. Su memoria es prodigiosa al recordarlos y también una fuente inagotable de anécdotas del torneo.
Se acuerda de una noche cuando, como DT de los puros criollos, debió salir de la concentración para buscar al ‘Bacán’ Delgado en un bar, en la madrugada. Apreciaba mucho al golero que falleció en la indigencia. “Lo habíamos recuperado, pero después tuvimos que excluirlo del equipo”.
El primer gol del Campeonato tampoco lo olvida. Fue el 10 de noviembre de 1957 en la cancha de El Arbolito, de la cual ahora solo hay un parque. Lo hizo a los 12 minutos del juego ante Barcelona. Era la primera vez que se enfrentaban un equipo de Guayaquil y Quito y había un “ambiente de regionalismo que tanto mal le ha hecho al fútbol ecuatoriano”.
Tanto que incluso festejó de manera inusual, admite ahora con autocrítica. “Cuando marqué el primer gol, grité por Pichincha, no lo hice por el Quito, como correspondía”.
Al final, los chullas se impusieron 2-1 y ese partido quedó como histórico para el club. La semana pasada, Ernesto Guerra fue invitado al estadio Atahualpa para ver el juego de los azulgranas ante el América de Ambato, por la Copa Ecuador, un nuevo torneo.
‘La preferencia siempre estará en mi mente’
Antes del cotejo de los azulgranas, a Guerra le rindieron un homenaje y le invitaron a dar el primer puntapié del partido. “Utilicé el juanete de mi pierna izquierda”, comenta con una sonrisa.
Ante 9 000 personas, Guerra sintió nostalgia. Ver los graderíos llenos y escuchar que gritaban su apellido lo puso algo melancólico. “No sé si vuelva a ver otra imagen así. Esa imagen de la hinchada de la preferencia se quedará por siempre en mi mente”.
La invitación lo sacó de su casa. Desde hace cuatro años ya no va a los estadios. Cuenta que, en los últimos tiempos, ha acudido solo a los encuentros de la Selección por las eliminatorias.
Le gusta ir a esos partidos porque considera que ahí “los jugadores dejan todo”, una marca que él puso como jugador y entrenador. “El fútbol se lo gana en la cancha, hay que tener respeto a este deporte. Ahora, para ser campeón pesa el aspecto económico”.
En su época de jugador en el cuadro azulgrana, él llegó a ganar USD 400 mensuales. Ahora, un sueldo promedio asciende a USD 7 000.
Él no se sorprende de esas cifras. Dice que a todo jugador le corresponde un buen ingreso por su trabajo, pero no está de acuerdo cuando no deja “todo en la cancha” por la falta del pago de sus salarios a tiempo.
También dice que se necesita una directiva del fútbol local que “piense en el país”. Considera que con una adecuada gestión, el torneo puede mejorar y eliminarse el regionalismo que, a su criterio, aún persiste en Ecuador.