La historia se repite. Una desconcentración originó que se perdiera un partido. Fue algo parecido a los primeros minutos que padeció la Tri ante Alemania, en el amistoso de hace 12 días.
La Selección tuvo anoche cinco minutos agobiantes, talvez los más estresantes de la eliminatoria. La novela empezó con un remate de Claudio Pizarro, otro débil de Jefferson Farfán.
El escenario era un estadio Nacional con 44 000 peruanos gritando, casi todo el partido… Esos elementos encontró la Tri, que también se dejó confundir por la fuerza ofensiva de Pizarro, Farfán, Paolo Guerrero y Juan Manuel Vargas, los denominados ‘Cuatro fantásticos’.
Esa presión terminó en un gol, más por errores de coordinación entre la defensa y el golero. Pizarro hizo un remate de espalda al arco, algo poco usual en él, a los 12 minutos. Y así Perú ganó 1-0.
Los jugadores ecuatorianos terminaron corriendo, peleando cada pelota, pero eso de nada sirvió, pues el marcador permaneció inalterable.
Perú fue el gol y poco más. Después del tanto, desapareció el promocionado cuarteto de lujo. Fue más bien la Tricolor la que reaccionó.
Reinaldo Rueda le pidió a Antonio Valencia que tuviera el balón, que corriera por su lado derecho, sin perder el orden que caracterizaba al equipo. El estratega había recomendado en estos días que la Tri marque en zona, que no cayera en provocaciones ni distracciones.
Después, al terminar el primer tiempo, vino la imagen en la que Carlos Velasco, preparador físico, apretando los puños, habló con casi todos los jugadores en el momento que iban al camerino. Esa misma escena la hizo nuevamente al final, pero solo con Christian Noboa.
La película se repitió en el segundo tiempo. Hubo un Valencia más suelto. Era un ir y venir de tiros de esquina (tres seguidos para Ecuador). El público peruano se paraba y sentaba cada instante, nervioso, tenso.
Pese a la intensidad con la que se jugaba, nada cambió el resultado. Al final, Ecuador cayó 1-0, mostrando errores en marca. ¿Habrá tiempo para corregir de local ante Argentina?