Por segunda vez consecutiva, Ecuador participó en una Copa Mundo de Marcha sin Jefferson Pérez, doble medallista olímpico. La primera ocasión fue hace dos años en Cheboksary, Rusia, y la otra, el pasado fin de semana, en Chihuahua, México.
Sin Pérez, Ecuador perdió espacio y protagonismo a escala mundial. Yadira Guamán y Andrés Chocho fueron los más rescatables de la delegación tras finalizar en los casilleros 25 y 32, en ese orden. Rolando Saquipay viajó a México, pero no apareció entre los participantes, ni siquiera hasta el kilómetro cinco.
Según Luis Chocho, entrenador de cuatro de los marchistas que compitieron en México (su hijo Andrés, Johana Ordóñez, Jonathan Cáceres y Paola Pérez), “individualmente no tenemos pretextos porque no figuramos en el cuadro de medallas”. Pero, resaltó las ubicaciones que se obtuvieron por equipos.
En ese sentido, el país terminó en el décimo lugar en las pruebas de 20 y 50 kilómetros varones. Los andarines de la distancia más corta superaron a los equipos de Francia y Suecia; los de 50 km estuvieron solo por delante de Hungría. El conjunto femenino de 20 km se ubicó séptimo, superando a Polonia que terminó último.
Según Chocho, Ecuador no estuvo rezagado de la Copa Mundo porque se ubicó entre los 10 mejores del planeta. El estratega azuayo explicó que en la lista de clasificación solo aparecen los equipos que terminan el recorrido. “El mérito es cruzar la meta, porque en otros casos se descalifican o abandonan la prueba.
En Chihuahua participaron andarines de 42 países, en las distancias de 10 y 20 (damas y varones) y 50 km varones. Chocho reconoció que se debe reprogramar el plan de preparación porque vienen los Juegos Iberoamericanos y Panamericanos antes de los Olímpicos de Londres 2012. De los 13 que viajaron a México, “al menos cuatro irán a Londres”, anticipó el ex técnico de Pérez.
Janeth Guamán, hermana de Yadira, contó desde Loja que a las 13:00 de hoy llega la delegación nacional al aeropuerto de Quito.
“Mi hermana me dijo que el calor les afectó”. Yadira, por ejemplo, bajó su ritmo en los dos últimos kilómetros porque “sintió calambres y quiso cruzar la meta”.