Casi todos los equipos hacen lo mismo cuando les toca jugar de local con Barcelona: suben los precios de las entradas. Es una clara demostración de la vigencia de la ley de la oferta y la demanda (y también de que la canción no deberÃa ser ‘Un solo Ãdolo tiene el Ecuador’, sino ‘Un solo mantenedor’).
Pero parece que Don Cangrejo, el avaro jefe de Bob Esponja, es quien está a cargo de las decisiones en la taquilla del Quito, pues para el juego con Barcelona se elevaron los precios de las entradas, de la misma manera en que las cangreburgers se cobran según la pinta del cliente. Cuando el Rey Neptuno se acerca al Crustáceo Cascarudo, el buen Don Cangrejo ya está aumentando un cero al precio de sus productos, con el signo del dólar dibujado en sus ojos.
El pretexto de que el boleto del partido Quito-Barcelona también servirá para ver el duelo Quito-Manta es hasta ofensivo. ¿Qué le importa al hincha canario que pueda entrar gratis para ver al ‘equipazo’ del Manta? No se trata de cotejos de liguilla ni de eliminatorias, pero el precio es como si la pelota fuera de oro y el hincha estuviera rodeado de hurÃes.
También deberÃa ser normada la potestad de establecer precios diferenciados, no por ubicaciones sino por camisetas. Otra vez, D. Quito vendió entradas más caras a hinchas de otro equipo. Esto es una forma de discriminación, pues la crisis de la vida golpea a todos los hinchas por igual. Ellos no tienen la culpa de que un club tenga que pagar deudas e impuestos. Además, aunque Don Cangrejo logre vender una cangreburger a un precio exorbitante, se quedará con las demás en la cocina de Bob Esponja.