Andy Preciado, atleta de Decatlón. Foto: Carlos A. Rojas/ Foto: EL COMERCIO
Andy Preciado llama la atención por su fortaleza, su velocidad y la camiseta blanca de algodón que tiene un hueco en el costado izquierdo, a la altura del corazón.
El alto y fornido atleta esmeraldeño de 17 años lidera el extenuante evento del Decatlón, que reúne diez pruebas como 110 metros vallas, 1 500 metros planos, saltos y lanzamientos en los Juegos Nacionales Juveniles que llegaron a su penúltima jornada este 8 de junio en Quito.
Para alcanzar una medalla en esa especialidad, los deportistas realizan los diez retos en dos días. En cada una de esas presentaciones, el atleta con trenzas en el pelo compite con la camiseta rota para recordar a su tío, muerto de un disparo de bala en el pecho hace más de tres años.
Ocurrió cuando el adolescente empezaba a entrenarse en el atletismo, en Esmeraldas. El campeón sudamericano prejuvenil corta sus camisetas para así tener presente a una de las personas que más lo apoyó en sus aspiraciones deportivas.
Como a tantos jóvenes ecuatorianos, el esmeraldeño soñaba con convertirse en futbolista. Jugaba de delantero, pero hace tres años prefirió dedicarse a las pistas porque considera que así tiene más opciones para sobresalir. “En el fútbol es más difícil llegar”, contó el deportista que nunca probó suerte en un equipo de fútbol.
El atleta que prefiere la salsa y el hip hop en español se ejercita con la guía de Bolívar Pata en el Centro de Alto Rendimiento de Río Verde, en Esmeraldas.
“Me entreno por mi familia”, aseguró el deportista que recibe USD 180 de su federación provincial. El también hincha de Liga de Quito estará en los Juegos Panamericanos Juveniles de Canadá, en septiembre.
“Mi tío Francisco era un buen personaje para mí, me motivaba”, añadió el campeón sudamericano del Decatlón. El menor de seis hermanos, quien vive con sus padres y ya finalizó la secundaria, quiere continuar con sus entrenamientos y sus camisetas agujereadas en el pecho hasta llegar a unos Juegos Olímpicos.