Mónica Crespo (izq) y Verónica Vargas (der) que competirán en El Cruce de Los Andes. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Con la consigna de aprender a correr con dolor y cansancio, las quiteñas Mónica Crespo y Verónica Vargas se prepararon para el Cruce Columbia, un reto de 100 km en tres días.
Ellas correrán aproximadamente 40 km un día, luego 30 y 30 más en la tercera jornada por lo que dormirán en carpas, a la intemperie, en la Patagonia.
Ese desafío empezará en Argentina y finalizará en Chile entre el 6 y 8 de febrero para la modalidad de equipos (mixtos, hombres y mujeres).
En individual, la prueba será del 5 al 7.
En el Cruce de los Andes estuvieron 1 500 atletas, de 25 países, el año pasado. “Antes corrieron ecuatorianas de manera individual pero seremos el primer conjunto femenino en representación del país”, señaló Crespo, entrenadora personal y profesora en la Universidad San Francisco.
Ella ya compitió en la edición pasada junto con Gonzalo Calisto. “Los caminos de allá son diferentes, pedregosos, con zonas de arena. Además está el frío de la Patagonia, es un verdadero reto”, añadió la corredora que estuvo en la Urqu Ultra Trail, el fin de semana.
Ese evento de 70 km se realizó en Imbabura.
“Lo difícil del Cruce es correr un día y levantarte al otro para seguir, por lo que se debe aprender a competir con cansancio”, reveló la quiteña que hizo atletismo en el colegio.
Verónica es también experimentada en pruebas de montaña, aunque asistirá por primera vez al Cruce. Al igual que su compañera, aprendió otras disciplinas desde niña. En su caso fueron la gimnasia, el baloncesto, el karate, entre otras.
Hace unos 9 años, motivada por su gusto por la naturaleza, empezó a correr al aire libre.
El año pasado realizó un viaje por Nepal, Asia, donde puso a prueba su experiencia en un desafío de 50 km, en Katmandú. Al finalizar, se sorprendió cuando le informaron que había ganado entre las mujeres.
Verónica fue a esa zona del Asia, donde están algunas de las elevaciones más grandes del planeta, para encontrarse con una amiga. Fue el viaje que quiso hacer toda la vida y aprovechó también para asistir a la maratón de montaña. “Esa competencia fue diferente, la gente disfrutaba mucho, de los paisajes, de estar en ese lugar… Creo que participaron poco más de 200 corredores”.
Ambas se ejercitan a diario. Mónica está siempre activa y da clases desde la mañana en un gimnasio.
Verónica procura entrenarse al menos una hora, en La Carolina, el Metropolitano y otros escenarios. Ella completa su ejercitación con pilates.
Las dos se complementan bien y hasta han ganado competencias, como en la Vuelta a Zuleta (ciclismo).
“Lo que más hacemos es entrenar juntas. Hemos formado un buen grupo”, ratificó Vargas, quien trabaja para una agencia de cooperación internacional. Ella quiere continuar corriendo en pruebas de montaña.
Mónica aspira a conseguir más triunfos en el ‘trail’ y el ciclismo. Sin embargo, anhela probarse en un Ironman, el triatlón de 226 km. Todavía tiene pendiente esa tarea.
Mónica Crespo practicó atletismo y otras disciplinas en el colegio. Compite desde hace 15 años. Tiene 34.
Su experiencia. Ha participado en pruebas como el Huairasinchi. Ha ganado la Vuelta a Zuleta y al Cotopaxi.
Verónica Vargas se ha ejercitado desde niña en distintas especialidades, como gimnasia, karate… Tiene 31 años.
Su experiencia. Empezó a correr hace nueve años. Participa también en pruebas de aventura y de ciclismo.