Daniela Sandoval desafía a las cumbres con su velocidad

El 30 de enero pasado impuso un récord en el Aconcagua. Fotos: Patricio Terán / EL COMERCIO y cortesía Daniela Sandoval

Daniela Sandoval tiene una cicatriz en el antebrazo izquierdo y una leve hinchazón en uno de sus pómulos. Son las señales de una caída que sufrió en la bicicleta y que le hizo perder el conocimiento por unos segundos.
Salió a pedalear hace ocho días por una zona cercana al aeropuerto de Quito, como lo hace habitualmente y sufrió un accidente. No se acuerda muy bien cómo ocurrió, ni la razón que lo provocó. Solo que despertó y le ayudaban a recuperarse.
Los días pasaron y ‘Dani’, quiteña de 27 años, tenía dudas sobre su condición física. Pero más pudo su ímpetu y el fin de semana se lanzó a la carrera La Penitente, de 500 metros, y trepó al podio como tercera.
El atletismo y el ciclismo son sus motivaciones sin importar los obstáculos; y le ayudan, sobre todo, a mantenerse en forma para la otra pasión que descubrió hace tres años: el ascenso a velocidad en las montañas.
Esta nueva modalidad deportiva se denomina non stop o speed climbing, y en Ecuador sus principales representantes son Nicolás Miranda y Karl Egloff, dueño de récords en las cumbres más altas del mundo.
Ambos rompieron el récord masculino de non stop en el Aconcagua, Argentina, a 6 980 m, la montaña más alta de América. Ese logro empezó a inquietarla en el 2017.
Miranda impulsó a Sandoval y ella empezó a correr trails, como La Misión Race de 80 km, en Argentina, donde fue primera en su categoría, el año pasado. También ganó los 80 km del Petzl Trail Plus y el Ultra Torres del Paine, en Chile.
Lo duro empezó con la preparación en el país. Pernoctó y ascendió cumbres nacionales como las del Cotopaxi, para llegar en forma al reto del Aconcagua.
Armó un presupuesto de USD 7 000 para ir al Aconcagua y tuvo como entrenador a Martín Sáenz. Miranda, en cambio, la acompañó en el desafío. Antes de imponer el récord hizo dos intentos y falló. El 30 de enero, vientos furiosos de 75 km la hicieron desistir. “Había que bajar y respetar a la montaña”.

Un día después, salió con Miranda a la 01:00. “Había luna llena y el camino estaba despejado. Vimos que podíamos ajustar las condiciones del clima”, cuenta emocionada la deportista, quien es fisioterapeuta.
Con Miranda llegó a unos 12 kilómetros de la cumbre, en Plaza de Mulas. El resto de la ruta lo emprendió sola. Ya en la cima pensó que había cumplido su misión, pero se percató de que había que completar la bajada.
Volvió al valle Horcones y registró un tiempo de 20 horas y 17 minutos, nuevo récord. 2 horas y 35 minutos menos que el registro que impuso la brasileña Fernanda Maciel, en el 2016.
Días antes había sufrido un tropiezo y se le fueron las lágrimas, pero gracias a su profesión supo recuperarse pronto. Ahora tiene otros retos: uno es imponer una marca en el Cotopaxi. Elizabeth Lomas es la más rápida en el ascenso a la cumbre, con 2 horas y 20 minutos.
‘Dani’ quiere dejar su nombre en las cumbres del país y planea correr un trail de 100 km.
Egloff considera que tiene potencial y ve acertado que planee retos en el país, porque “son proyectos más económicos”. Ella se ve en esas cumbres. “Es darse cuenta de que se cumplen los sueños. Lo más lindo de esto es que conoces gente genial”.