Nueve goles ha marcado Daniel Samaniego en los 54 partidos que ha jugado con El Nacional desde su llegada en el 2013. Foto: Galo Paguay / Archivo EL COMERCIO
Daniel Samaniego heredó de su padre el apodo y la profesión de futbolista. El ‘Chupete’, volante de El Nacional, comenzó a querer el fútbol desde su infancia, cuando saltaba a la cancha del Atahualpa.
Lo hacía de la mano de su padre Danilo, exfigura de Liga de Quito en la época de los noventa.
Ahora, a sus 30 años, Samaniego busca la revancha con la camiseta del ‘Bitricampeón’.
Es la cuarta temporada en el equipo. En las anteriores tuvo pocas oportunidades debido a rebeldes lesiones.
¿Por qué el apodo ‘Chupete’? Es parte de la herencia. Samaniego padre, en sus tiempos de futbolista, solía utilizar un perfume llamado chupetín. Hans Ortega, compañero del ‘Negro Danilo’, siempre lo molestaba con eso y lo bautizó como ‘Chupetín’.
Curiosamente Samaniego hijo comenzó a entrenarse en las formativas de Liga de Quito, desde los 10 años, y Ortega fue su primer entrenador. Entonces, para identificarlo entre los niños del grupo le bautizó como ‘Chupete’. Y desde allí ya se quedó con ese mote.
“Gracias a Dios logré seguir la profesión de mi padre”, dice el quiteño que vio retirarse del fútbol a su progenitor en 1999, cuando él tenía 10 años.
En la Sub 12 de la ‘U’, Samaniego tuvo un amigo con el que compartió las divisiones formativas: el lojano Pedro Larrea. El mundo del fútbol los volvió a juntar y ahora ambos son compañeros en El Nacional versión 2016.
‘Pedrito’, quien se vinculó al club este año, tiene gratos recuerdos de su amigo.
“Ha sido compañero desde la infancia. Jugamos juntos algunos partidos en las formativas. Es una alegría poder reencontrarme con él en el camerino”.
Por eso, es frecuente mirar a los dos jugadores conversando después de los entrenamientos en el complejo El Sauce,
en Tumbaco.
Uno de los momentos más duros en la carrera de Samaniego fue cuando tuvo que abandonar la ‘U’ . Parecía que las puertas se le cerraban y después de superar el golpe anímico, Independiente del Valle le acogió en sus filas.
Con los ‘rayados’ fue una de las figuras y dueño de la camiseta número 10.
En el 2013 llegó a los criollos con el cartel de jugador habilidoso y de proyección. Marcó siete goles y actuó en 30 partidos. Sin embargo, la siguiente temporada comenzaron a cruzarse los problemas. Las lesiones y la crisis impidieron que mantenga la regularidad.
Perdió espacio y solo estuvo en 16 partidos de los 44 que se jugaron en el campeonato. Una distensión del tobillo le sacó de la titularidad.
El año pasado, otra vez, las lesiones impidieron que tuviera regularidad. Marcelo Gallardo, médico del club criollo, recuerda que una distensión de ligamentos afectó al futbolista y Octavio Zambrano no pudo contar con él.
En diciembre del año pasado, cuando llegó el DT Eduardo Favaro, el volante conversó sobre su continuidad.
Le dijo que quería seguir en el equipo por una revancha. Los hinchas lo criticaron la temporada pasada porque la mayor parte del campeonato pasó más en recuperación que en los partidos.
La dirigencia también conversó con el jugador. El presidente del club, Tito Manjarrez, destacó la actitud de quedarse a pesar del ajuste salarial que se aplicó en el rojo. Ningún jugador gana más de USD 10 000.
Incluso, la directiva tuvo que negociar los cuatro meses de sueldo que le quedaron debiendo del año pasado.
El inicio de la temporada ha sido bueno para Samaniego. Tiene la confianza del ‘Lolo’ Favaro y ha sido titular en el esquema táctico del club.
Samaniego será uno de los jugadores que lidere el medio campo en el partido de hoy ante Delfín, a las 12:00, en el estadio Olímpico Atahualpa.
El ‘Chupete’ estará acompañado de Christian Lara, Christian Cordero y de su amigo Larrea.
“Es un jugador que aporta mucho fútbol ofensivo e ideas a la delantera”, justificó Favaro. Samaniego es otro guía de los juveniles del equipo. Es un comandante en la cancha.