En la Liga barrial de Chimbacalle, al sur de Quito, el movimiento se inicia al mediodía. A las 12:00, los comerciantes abren los locales de comida, los vendedores ambulantes empiezan a ofrecer helados y espumilla y los aficionados se acercan a la cancha de cemento con un propósito: observar a un grupo de mujeres que derrotan a los hombres, en el ecuavóley.
Antes de la llegada de las jugadoras, los aficionados compran cigarrillos. Otros piden botellas de cerveza a ‘Doña’ María, quien trabaja en el lugar hace una década. En un costado de la cancha, Héctor Cueva, directivo de la Liga, juega naipes con sus amigos’
Son las 12:15 del miércoles 15 de septiembre y las personas se entretienen en la cancha. Entonces, llega Ligia Vinueza, de 39 años, quien lleva una camiseta blanca con el número 10 en la espalda, una licra rosada y unas zapatillas de marca Venus.
Ligia juega ecuavóley en esta cancha desde hace seis años. En el 2004, llegó al lugar para observar en acción a su hijo Darwin Pozo, quien tiene 20 años. Luego, empezó a ver los partidos y finalmente recibió una propuesta para integrar un equipo mixto.
Al principio, Ligia tenía miedo de jugar ante los hombres, pero después se convirtió en una de las jugadoras reconocidas de la Liga.
En la cancha, además, conoció a Nelly Santamaría, Magdalena Vinueza y Nelly Agreda. Ellas se unieron a otras mujeres a quienes les llamó la atención el ecuavóley. Ahora, forman un grupo de nueve damas que juegan los miércoles, los sábados y los domingos.
Ellas apuestan hasta USD 20, cada una, por partido y se sienten más seguras cuando juegan frente a hombres. Los jugadores, según revela Cueva, le temen a Janeth Echeverría. “Cuando ella juega, las apuestas suben. En una ocasión, por ella apostaron USD 1 000. Ella juega mejor que los hombres”, dice el directivo.
El mediodía del miércoles 15, Ligia está sola y aguarda la llegada de sus colegas para retar a los hombres. Pero luego de 15 minutos solo aparece Paulina Peñaranda, quien juega en el puesto de ‘voladora’ y tiene un potente saque.
Paulina, quien fue seleccionada de básquet de Pichincha en los noventa, se une a Ligia y a Guillermo ‘El Platillo’, quien también practica el deporte. El trío reta a tres hombres para un cotejo.
En el primer ‘match’, el equipo de Paulina se adelanta 12-8. Finalmente, el partido termina con un marcador de 12-8 y 12-5. Esa es una nueva victoria para las damas de Chimbacalle.