Amigos viajeros, al escribir estas crónicas mi intención es incentivarlos a pasear y conocer principalmente los sitios y parajes tranquilos, no muy visitados e incluso desconocidos, donde se puede compartir con la familia fuera del hogar.
Esta vez tomaremos rumbo a nuestra hermosa Costa, específicamente a la playa de Cojimíes, en el norte de Manabí.
El trayecto desde Quito es de aproximadamente 300 km y, según las preferencias o las posibilidades económicas, se puede ir y volver incluso el mismo día.
Esta podría ser una buena opción para familias numerosas a las que el hospedaje pudiera encarecer el costo del viaje, pero que están deseosas de disfrutar de un día de playa y exquisita comida.
Luego de las revisiones de rigor, tanto del estado del vehículo como de los documentos del conductor, iniciamos el recorrido por la carretera Panamericana sur hasta llegar al sector de la ‘Y’ de Alóag.
Allí tomamos la carretera que lleva hasta Santo Domingo de los Tsáchilas, por la que nos desplazamos con precaución ya que, pese a que fue ampliada a 4 carriles hasta Tandapi, siempre presenta riesgos por el alto tráfico pesado que soporta y por la amenaza latente de deslaves.
En la tierra de los Tsáchilas, tomamos la vía que nos condujo a El Carmen y a toda la provincia de Manabí, que recientemente fue ampliada a cuatro carriles de concreto, y está en excelente estado. En aproximadamente 30 minutos llegamos a esta población.
De aquí se toma la carretera E382, que nos lleva a la playa de Pedernales, pero, unos 20 minutos más adelante, recomiendo parar en el pequeño pueblito de Puerto Nuevo, donde se puede saborear sabrosos corviches (masa cilíndrica de plátano verde rellena de queso o de pescado), morcillas negras, empanadas, cuero de cerdo asado y otras delicias muy apetitosas.
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Aproximadamente en 40 minutos más, transitando en medio de terrenos ondulados, muy aptos para la ganadería y la agricultura y con una agradable temperatura abrigada, llegamos a Pedernales.
Quienes deseen, pueden detener su viaje aquí, disfrutar de su playa y del mar, de la extensa variedad de platos hechos con mariscos y pescados, y si así lo planifican, quedarse a dormir. Hay hoteles para todos los bolsillos, al igual que los restaurantes.
Quienes deseen continuar con mi propuesta, deben seguir desde Pedernales hacia el norte por la carretera E15, que es nueva y está asfaltada. Este camino va bordeando la playa en la mayoría de su trayecto y tiene miradores específicos para estacionarse, disfrutar del panorama, tomar fotos y hasta bañarse en las tranquilas aguas del mar.
Después de recorrer 34 kilómetros llegamos al tranquilo pueblito de Cojimíes, formada por la desembocadura del río Mache en el océano Pacífico.
Al no ser muy conocido todavía, este balneario no es muy concurrido, lo que permite a las familias disfrutarlo a sus anchas, y con la tranquilidad de disponer de una extensa playa de arena suave.
En cuanto a la oferta gastronómica, camarones, langostas, langostinos, diversos tipos de pescados, almejas, jaibas, cangrejos, conchas y muchos más frutos del mar están a disposición de los visitantes, en pequeños puestos de comida levantados en la misma playa por los lugareños.
Ellos siempre atienden a sus comensales con una sonrisa y venden sus preparaciones a precios muy convenientes.
Si desea ducharse luego de un día de playa o tiene algún otro tipo de necesidad, hay casas cercanas donde sus propietarios alquilan los servicios higiénicos.
Para finalizar, vale la pena comentarles que al frente de esta población está la denominada isla del Amor, donde se puede disfrutar de una piscina natural formada en su interior y a la que se puede acceder en canoa por unos cuantos dólares. Buen viaje y hasta la próxima.