La unión de presidentes de clubes para salir de la crisis económica y plantear otro modelo de gestión es un buen síntoma en el fútbol del país. Esto solo se lo había visto en las elecciones para presidente de la Federación Ecuatoriana o en las tradicionales reuniones de los martes.
La estructura con la cual se administra el fútbol actual es arcaica y ha originado que los clubes adeuden más de USD 12 millones a los futbolistas (en 3 años) en salarios, que acumulen déficit millonarios y que algunos sean insolventes. Por eso es vital dar un giro e ir por nuevo modelo administrativo, en la que hay que rescatar algunas potencialidades actuales que tienen dos o tres equipos del país.
Una de las opciones que impulsan ocho clubes del país es la Liga Profesional, que proyecta a hacer equipos económicamente estables, regulados financieramente, con convenios generales de la explotación de los derechos de TV, patrocinios en los estadios para los 24 clubes (12 de la Serie A y los 12 de la B), en general todo lo que genera el ‘merchandising’.
La opción del cambio es necesaria en un fútbol que es aquejado por reclamos permanentes de futbolistas, demandas laborales, civiles que también desprestigian a las instituciones.
El actual sistema de la Ecuafútbol rige más de 30 años y es uno de los pocos países en Latinoamérica que no ha dado ese giro, como sí lo han hecho otros países de la región.