La Liga Profesional empezó a dar sus primeros pasos para intentar dar un giro a las caducas estructuras del fútbol del país. Una auditoría masiva a los clubes de las series A y B, que ya la inició, era necesaria. Esa es la única manera de cuantificar la realidad económica por la que atraviesa esta actividad.
Los cambios siempre causan incertidumbre, hasta generan controversia. Y la LigaPro (como se la conoce) ya la originó, porque incrementó a 16 clubes el campeonato de la Serie A del 2019, sin incluir el descenso a la Serie B. Pero los directivos y la sociedad aún no llegan a palpar que lo más importante en medio de ese debate es que se han propuesto regulaciones a las actividades financieras, que antes no se hacían.
Es indispensable que los equipos afiliados a la LigaPro se sinceren en sus finanzas, sin esconderlas, con el propósito de ir encontrando las soluciones, con normas claras, para que más adelante los beneficie a ellos mismos y puedan constituir planteles competitivos; y a su vez contar con mejores estructuras para todas sus divisiones.
La independencia de esta organización, en todas sus áreas, también es necesaria porque así se evitarán esas cuotas de poder y los compromisos, que aún existen alrededor de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) y
sus comisiones.