El argentino Adrián Gabbarini, un arquero que impuso liderazgo en la ‘U’

Adrián Gabbarini, guardameta de Liga de Quito, atajó un lanzamiento penal a Brayan Angulo durante el cotejo que cerró la sexta fecha del campeonato nacional. Foto: API para EL COMERCIO

Adrián Gabbarini, guardameta de Liga de Quito, atajó un lanzamiento penal a Brayan Angulo durante el cotejo que cerró la sexta fecha del campeonato nacional. Foto: API para EL COMERCIO

El golero Adrián Gabbarini, de 33 años, suma 41 partidos jugados en el torneo. Ha atajado cuatro penales. Foto: Víctor Muñoz / EL COMERCIO

Antes de los partidos, el arquero Adrián Gabbarini coloca sus guantes en un altar, el cual suele ser instalado por el utilero Rodrigo Boada en los camerinos de cada estadio donde juega Liga de Quito.

A las canchas, Gabbarini suele llevar una botella de agua y una toalla en la que está envuelta una imagen de la Virgen de Luján, una de las ‘patronas’ de su natal Argentina. Siempre ubica los implementos detrás del arco y los retira cuando suena el pitazo final. Se encomienda a la imagen religiosa para salir ileso de los encuentros del torneo.

Esos son los rituales del golero argentino, que el pasado 10 de octubre cumplió 33 años y que se volvió determinante en la campaña de Liga para llegar a pelear el título ante el Club Sport Emelec. En 41 partidos jugados por el torneo, ha recibido 36 goles. La ‘U’ tiene el arco menos batido (37 goles, uno de estos en la final). Además, el gaucho atajó cuatro penales este año, determinantes para victorias albas.

Llegó al club por pedido de Pablo Repetto. El exmediocampista azucena Diego ‘Cachete’ Morales también dio referencias de él, puesto que ambos jugaron juntos en Tigres.

Pocas veces habla de su fe y su campaña. Prefiere resaltar la unión entre sus compañeros. Pero quienes lo tratan dicen que impone liderazgo y le gusta decir las cosas de frente.

A Humberto Preti, preparador de arqueros, le sorprendieron sus primeras palabras en enero, en el Complejo de Pomasqui. “Vengo a ser campeón”, expresó el meta que se unió a un plantel que en el 2017 terminó octavo en el torneo y apenas peleando por un cupo de repechaje a la Copa Sudamericana.

Su propósito casi se ha cumplido y Liga peleará por la corona nacional, esquiva desde hace ocho años, en la revancha del domingo ante Emelec.

‘Gabba’, quien vino a Quito con su esposa y no tiene hijos, admite que le gusta ser directo con sus compañeros. A Kevin Minda se le acercó y le dijo que jugara con tranquilidad cuando al zaguero le tocó entrar a reemplazar a Franklin Guerra, en el último juego ante Aucas.

Tras la salida de Hernán Barcos del plantel, ‘Gabba’, Hernán Pellerano, el goleador Juan Luis Anangonó y los capitanes Édison Vega y Jefferson Intriago son los que se dirigen al entrenador Pablo Repetto cuando existen inquietudes o preocupaciones en el equipo.

Adrián Gabbarini, guardameta de Liga de Quito, atajó un lanzamiento penal a Brayan Angulo durante el cotejo que cerró la sexta fecha del campeonato nacional. Foto: API para EL COMERCIO

El portero también dialoga con jugadores juveniles, aunque dice que eso es “algo natural” y forma parte de su personalidad. “No me gusta decir que me siento diferente. Al contrario, así he sido siempre. Acá, en Liga, hay muchos jóvenes a los que no les ha pesado la camiseta y tienen la ambición de salir campeones”.

Sus principales indicaciones siempre son para los defensas. Aunque también le gusta dirigirse a los hermanos Ánderson y Jhojan Julio. Considera que ellos tienen potencial para llegar a ser jugadores de Selección. Recalca que el futbolista ecuatoriano “solo tiene que convencerse de su potencial”.

Detrás de su fe, también oculta una preparación. Con Preti suele observar videos de los delanteros rivales antes de los cotejos. Así, conoce su forma de patear. Esta fórmula le permitió atajar penales a Brayan Angulo, Manuel Balda, Juan Manuel Tévez y Diego Armas esta temporada.

Para Preti, Gabbarini impuso experiencia y eso es clave. Detrás de él, están los porteros Leonel Nazareno y Érick Viveros, quienes dicen aprender de él. Por ahora, el argentino quiere celebrar el título y dejó su renovación en manos de su empresario. Los albos negocian su continuidad por cinco años.

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