El avance de la tecnología, nos ha permitido conocer las estadísticas de la primera vuelta electoral del 7 de febrero, y en lo que corresponde a la participación etaria, a los ‘ viejos’ nos fue bien.
Una enorme participación en las votaciones, que tuvo en la tercera edad un protagonismo inusitado, que acudió a su recinto electoral con todas las recomendaciones de protección, acompañamiento familiar y hasta con su botella de oxígeno auxiliar. La razón es muy simple, quienes vivimos desde antes de la primera mitad del siglo XX, tenemos en la memoria, la historia política de nuestro país y la experiencia suficiente para saber que esta obligación moral y cívica es como una religión que se la debe practicar con los hechos y la capacidad para diferenciar con mayor facilidad entre los buenos y malos candidatos, más aún, entre los buenos y malos gobernantes. Solo quiero acordarme de los buenos, porque de los otros, ya la historia se ha encargado de juzgarlos. Qué satisfacción y sano orgullo ver, de cuando en cuando, caminar con toda tranquilidad en nuestras ciudades a algunos expresidentes y alguno de ellos haciendo opinión ciudadana, como una obligación moral que le honra sobremanera.Vamos otra vez, este 11 de abril, a decidir el futuro de nuestro país. Demos ejemplo a nuestros nietos que serán herederos de un futuro de progreso, paz y tranquilidad en el Ecuador. Seamos, otra vez, protagonistas de esta parte de la historia. Nuestro hermoso país se merece esta participación. Solo así podremos mirar a nuestra familia con la tranquilidad de haber hecho lo justo, lo correcto y lo patriótico.