No nos oponemos a que el presidente Correa, ciudadano como usted o como yo, refute y solicite la justa reparación a una injuria recibida. No nos oponemos a que el caso pase por un juzgado y se dicte sentencia.
Nos oponemos a la reparación desproporcionada ante la ofensa recibida por Correa (principio básico de justicia); a un juicio sumarísimo, no por la velocidad del proceso, sino por el afán de enterrar rápidamente cualquier esperanza de justicia. Nos oponemos a una ‘lectura dinámica’ de la causa y a una redacción dinámica de una sentencia escrita en Palacio.
El Presidente está confundido; es solo nuestro mandatario, no nuestro mandante y debe respetar la ley y nosotros demandar esa actitud de su parte. Nos oponemos a estas cosas raras, ecuatorianos. Justicia sí, pero limpia y transparente.
La honra de Correa vale 40 millones. Ecuatorianos, nuestras vidas, la de nuestros hijos valen un carajo; nuestra honra, mejor ni hablar. Propongo: ¡pongámonos ya de pie!