El triunfador habla para todos y todas, cuando comete un error aprende la lección y rectifica, sabe que el resultado de los sucesos dependen de él, que el infortunio es el mejor de los maestros, enfrenta los retos, trabaja fuerte, da su palabra y la cumple, dice ser bueno y se compromete a ser mejor, escucha, comprende y responde con respeto, es auténtico, respeta leyes, normas y principios asà como a los que saben más que él y aprende de ellos, es responsable de su trabajo, sabe que existen mejores formas de hacer las cosas, se fija en el medio que le rodea, es tolerante, sabe que el tiempo es valioso y no lo malgasta, es innovador y creativo, comparte el triunfo con todos, un ganador siempre es parte de la solución.
El perdedor elude responsabilidades, cuando comete errores culpa a los demás de su fracaso y se libera de toda culpa, se siente vÃctima de la adversidad y de sus “enemigos”, cree en la mala suerte, está excesivamente ocupado en el futuro y deja pasar las oportunidades reales del presente, vive dando vueltas sobre el mismo tema, no busca soluciones pero siempre encuentra culpables, no está seguro de nada ni de nadie, cuando falla se justifica de todo y ante todos, dice ser menos malo que los “demás”.