En una verdadera democracia no hay súbditos sino ciudadanos, sujetos con derechos políticos; los funcionarios y empleados públicos también son ciudadanos, por lo tanto no se les puede exigir que participen en contra de su voluntad en manifestaciones públicas para defender una democracia que no existe. El Gobernador de Morona Santiago, autor de este tipo de exigencias, debe entender que el Ecuador está dividido en provincias mas no en satrapías, como en la antigua Persia; los sátrapas que gobernaban las satrapías abusaban del poder como lo está haciendo este gobernador, que pide la cancelación de los que no inclinan la cabeza, con el aval del Sha de Carondelet, quien de manera increíble dispuso que los funcionarios tienen que privilegiar una visión política antes que técnica. Se acabó la meritocracia de la que hacían gala los revolucionarios; ya no se necesita un título académico para formar parte de la burocracia, lo único que se requiere es tener una visión política; sumisión incondicional al gobernante candidato a eternizarse.