Sería lamentable que retornen las aciagas prácticas en la educación y salud públicas, donde los sectores llamados clasistas manipulaban a su antojo estos servicios en su beneficio, perjudicando a la ciudadanía con un servicio pésimo como ocurre en el dispensario de Sauces 3 en la ciudad de Guayaquil, donde se dedican a alimentarse constantemente o a celebraciones, tratando a los usuarios con mala voluntad, como sino cobraran sueldos del estado.
Por lo tanto la Presidencia de la República y el Ministerio de Salud deben actuar enérgicamente contra los malos servidores, envalentonados por una agrupación politiquera que pretende volver a las prácticas nefastas del pasado.