Los asambleístas de la revolución, preocupados por el tremendo revés sufrido, desde ya empiezan a buscar algún subterfugio para perennizar en el poder a su líder; parece que no se han dado cuenta que el rechazo popular no fue solamente a determinados candidatos y aun a los que por mantener perfil bajo fueron reelegidos, sino justamente a la prepotencia, al abuso de poder, a los juicios millonarios, a la prisión de jóvenes y de todo el que intenta levantar la voz o expresar su inconformidad con el autoritarismo, pisoteo de las leyes, permanentes ataques, ofensas y expresiones groseras en contra de opositores y tantas equivocaciones aun en la política internacional que ha ocasionado mucho daño al país, al absurdo intento de arrastrarnos a una Cuba o Venezuela.