¿Por qué las mujeres tenemos que jubilarnos con igual número de años que los hombres? ¿Acaso ellos tienen el mismo desgaste físico? ¿Ellos trabajan afuera y en el hogar?
Somos las mujeres y no los hombres las que sufrimos de males degenerativos como artritis, artrosis, osteoporosis, (el calcio que se pierde al tener hijos o por mojarnos al lavar, cocinar), desgaste de articulaciones o males a los huesos.
Sobre el número de imposiciones necesarias para la jubilación, muchas han trabajado desde los 18 años, pero no han sido incorporadas al IESS a su debido tiempo. En la suposición de que una afiliada haya iniciado su actividad laboral recién a los 30 años de edad, más 30 años de aportes, con un promedio de vida de 70 años, solamente se beneficiará de su pensión jubilar por 10 años.
Y si, por otro lado, un varón empieza a aportar al Seguro Social a los 18 años de edad, más 30 años de aportaciones, se jubilará a los 48 años. Con el mismo promedio de vida de la mujer él recibirá las ventajas de la pensión jubilar durante 22 años. Resultaría que la mujer subvencionaría al varón 12 años. ¿Es justo esto?
No todos tenemos sueldazos y para qué preocuparnos de que si nos jubilamos a priori tendremos pensiones bajas.
Peor es nada. ¿Saben ustedes, qué porcentaje de afiliados, haciendo un esfuerzo, pagan de su bolsillo los aportes, sin tener relación de dependencia sino siendo tan solo subempleados o simples aportantes voluntarios? ¿Por qué los supuestos réditos que generan los dineros de los afiliados y que usufructúa el gobierno de turno u otras empresas estatales como Petroecuador no se destinan para la jubilación voluntaria de la mujer a los 25 años?
No necesariamente tiene que ser para todas sino para aquellas que quieran acogerse a esta aspiración. El IESS podría hacer un análisis de las interesadas. ¿Por qué no dar una salida a madres que hacen de padre y madre o que por la edad no tienen fuerzas para seguir laborando? ¿Por qué no alivianar su carga? ¿Qué porcentaje de mujeres damos el voto para tener las autoridades que ahora tenemos? No sean insensibles ni ciegos a la realidad que vive la mujer ecuatoriana.