El trabajo que se realiza en las zonas azules es digno de admirar, con qué dedicación se castiga a las personas que infringen los tiempos de parqueo. Por lo tanto, asumimos que los incentivos detrás de este trabajo y los retornos deben ser altamente gratificantes.
Mientras tanto, taxis que por ley deben aplicar el taxímetro las veinticuatro horas del día, en la noche aplican las tarifas arbitrariamente. El ciudadano que de noche no tiene otra opción debe pagar estos precios, sino simplemente no puede movilizarse. Para este caso no hay un control y si el individuo quiere denunciar, los costos (no necesariamente monetarios) son altos: debe presentar la denuncia y resulta muy complicado realizar un seguimiento al cumplimiento de la misma. Por lo visto los incentivos y los retornos, para este caso, no son lo suficientemente altos y ni poderosos para las autoridades. Mientras tanto, el Quito que queremos sigue en propagandas y el Quito en el que vivimos carece de soluciones efectivas.