El lunes 14 de septiembre pasado escuché en la radio la entrevista al Cnel. Marión Jiménez con motivo de su renuncia a la Agencia Metropolitana de Tránsito debido a que según él manifestó, la nueva Autoridad de Tránsito ha establecido altas cuotas de multas diarias que deben cumplir los Agentes, so pena de ser sancionados. Francamente no presté mayor atención a estas declaraciones.
Para mi sorpresa, al día siguiente fui a recoger a un hijo mío en la esquina de la Ave. De los Shyris y Bélgica, y cuando paré para que se suba mi hijo, aparecieron 3 motocicletas de Tránsito que me cerraron el paso adelante mío. Uno de los agentes se acercó y luego de pedirme la licencia de conducir y la matrícula del vehículo, me dijo que me multaba por estar estacionado en lugar prohibido. Yo le respondí que no estaba estacionado, sino que paré un instante para recoger a mi hijo y que enseguida me iba. El agente sacó un librito y me leyó un artículo de la Ley de Tránsito que me pareció que no venía al caso y luego sacó su libretín de citaciones y al tiempo que afanosamente buscaba el lugar en donde estaría la siguiente citación en blanco, me decía que si yo tenía algún comentario que hacer. Yo le dije que me llamaba la atención mi multa cuando todos los días y en todo lugar los señores taxistas paran para que suban o bajen pasajeros y a ellos no les aplican la multa que él quería imponerme. Ante esto, súbitamente encontró el lugar donde debía llenar la citación y me dijo que lo que yo le había dicho era una falta de respeto a la Autoridad y que por ello yo podía ir detenido. Ante esto, guardé silencio, el agente ahora si rápidamente llenó la citación y me la entregó junto con mis documentos. Luego de esta experiencia, debo felicitar al Cnel. Jiménez por haber preferido renunciar antes que ejecutar esta persecución a los ciudadanos.