Todos sufrimos los estragos económicos que trajo consigo la pandemia mundial. Pero parece que para algunos vivos que pescan a río revuelto, fue el negocio perfecto.
Nadie está en contra de un trabajo lícito y honrado, pero cuando ante la desesperación y necesidad, se abusa y especula con muchos productos, eso se llama robar. Prácticamente todos los productos de protección (mascarillas, batas, pantallas faciales), han duplicado su valor. Igual cosa sucede con los productos de desinfección.
Las autoridades agobiadas por la pandemia, no ejercer ningún tipo de control ante este abuso generalizado.
Para poner la cereza del pastel que nos ha vapuleado a los ecuatorianos, los sobreprecios en adquisiciones hospitalarias, inundan los noticieros, las autoridades se llenan la boca diciendo que serán estrictos caiga quien caiga.
Acaso será igual que la Cirugía Mayor, de la que nos cuentearon hace ya tres años y hasta ahora parece que ni consiguen el cirujano. Se ha enquistado la corrupción a todo nivel y no puedo creer que no haya alguien con el suficiente poder y convicción moral que los desenmascare. ¡Basta, basta; paren de robar!