Si bien el medio ambiente juega un papel preponderante para el futuro de nuestro país y del mundo, considerando el irresponsable uso de materiales químicos, plásticos, el extractivismo contaminador de fuentes internas y externas de aguas, necesarias para el consumo humano, renovación de la vida del planeta a través del curso natural de sus ciclos, generadores de vida mineral, vegetal y animal. Quienes están conscientes de esta premisa, su mayoría se apresta a no participar en la elección de los dos finalistas, votando nulo.
Anular el voto no ayuda a su causa, un análisis consciente podría ayudar a que su empeño tome rumbo rectificador con su participación. Vemos cómo flotas chinas quieren acabar con la fauna marina frente a Sudamérica, una vez que han diezmado, los mares aledaños a su país. Mejorar la flora marina se puede lograr con leyes estrictas que obliguen a que químicos y plásticos sean arrojados a vertientes, ríos y mar. Una ley que controle la minería oficial, evitando la explotación a cielo abierto, contaminación de aguas, etc. será mejor que las invasiones que se registran en nuestra América y África, donde la explotación a mansalva, esclavizan personas, destruyen sin control fauna y flora, cómo se ve en Nambija, Buenos Aires de Imbabura, Esmeraldas, Portovelo, etc. y si no se controla seguirá en Azuay. La participación activa de ecologistas, evitará que se siga deteriorando estos medios de vida, su acción en la educación, del campo y la ciudad, culturización en el uso de elementos no contaminantes, creación de hábitos de higiene y limpieza, reestructuración de la moral y ética, que es parte del buen vivir, de la convivencia sana y alejada de la violencia que tanto daño está haciendo a la sociedad.