Los líderes políticos tienden a llevar el desarrollo de un país en el campo material porque quieren que las obras hechas en su gobierno se las vea, se las admire, que trasciendan en el tiempo y por eso apoyan la construcción de edificios, de carreteras, de monumentos, etc. las mismas que momentáneamente son válidas porque demandan mano de obra, incrementan la liquidez, la capacidad de adquisición y el comercio fluye. Pero, se olvidan de lo principal que es el desarrollo de la “Cultura de la Alimentación”, que es la verdadera base para el desarrollo intelectual de una sociedad. Si la alimentación de la niñez no es nutritiva, el índice de la inteligencia no se desarrolla, no crece, el ser humano no llega a alcanzar sus metas. La alimentación de la niñez debe principalmente estar encaminada a desarrollar el cerebro, las células de la inteligencia deben ser científicamente alimentadas. Es indispensable alimentarse con productos que contengan hierro, como las verduras en general y especialmente el rábano, el apio, el chocho, la espinaca, la lechuga, las vainitas, alverjas, etc. Prácticamente el cerebro se desarrolla en la niñez un 80% hasta los 4 años y el 20% restante hasta los 20 años, de allí nace la necesidad de una alimentación nutritiva en la niñez. Incluso en el vientre de la madre el cerebro comienza a desarrollarse, he aquí la necesidad que durante el embarazo la madre se alimente nutritivamente.
Se impone un plan para incentivar una alimentación nutritiva. Este plan debe nacer en los hogares y seguir en escuelas, colegios, universidades, su difusión debe ser hecha a través de todos los medios de comunicación colectiva y la verificación de su efecto debe ser hecha cada semestre por el organismo gubernamental que se cree al respecto.