Eso decía en una cartulina el niño asesinado en Boston. No importa el país donde sucede, no importa la nacionalidad de quien lo hace, ni la religión que profesen, qué justificación puede tener una bomba, una detonación, matar y mutilar gente inocente.
¿Qué nos pasa en el mundo? A diario como si fuera noticia del clima escuchamos sobre hechos similares, escuchamos a un “líder” amenazando con enviar misiles como si fuera un juego, personas que dicen, no pusimos las bombas pero nos alegramos de que lo hayan hecho.
Tanta intolerancia política, racial y religiosa. Qué nos diferencia realmente a quienes habitamos este planeta, por qué no podemos aceptarnos y por qué permitimos que otros influyan de tal manera de que en lugar de usar la inteligencia y las capacidades para bien la usemos para agredir a otro ser humano, ojo por ojo, una venganza interminable.
En el círculo en el que nos desenvolvemos hagamos algo, no lastimemos más personas.