A comienzos de febrero del presente año, la Administración Zonal de Los Chillos puso donde comienza el caminito de subida al Ilaló por el sector de Angamarca un letrero que decía: Zona de Protección Ecológica. Prohibido pasar motos.
Y en otra parte del cartel daba la razón de la prohibición: “El ruido y paso de motos afecta este ecosistema”.
Con fecha 22 de febrero, a través de las redes de comunicación, di las gracias a la Administración de los Chillos por esta acción que la honra.
Al hacerlo daba voz a comuneros y otros pobladores de las faldas del hermoso monte, que es el mejor patrimonio natural de Los Chillos. Y personalmente le agradecía, en nombre todos los animalitos del Ilaló.
Desde que comenzaron a subir los motociclistas dejé de ver lagartijas, sapos, grillos y más fauna nativa.
Felicito, a las dos semanas de aquello, a un comunero por esta medida, y él se queja: “Pero hay algunos que siguen subiendo”. Y añade: “Dicen que uno es pariente de un funcionario municipal”.
Han pasado semanas y el lunes 11 de abril converso en el Ilaló con un compadre que por años ha sido dirigente de los comuneros, y se me queja: “Siguen subiendo motos”. Y da una razón más para su queja: “El camino está acabado. Es todo un lodazal”. Le ofrezco escribir esta carta.