Los ciudadanos de toda ciudad y todo país tienen el privilegio y el derecho de rendir homenaje a personas que de una u otra forma han contribuido a su desarrollo y progreso mediante obras que han dado como resultado el mejoramiento de sus condiciones en diversos aspectos. En estos días estamos presenciando un impase que se ha producido entre el señor Alcalde de Guayaquil, el Ministerio Coordinador de Patrimonio y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (EL COMERCIO, febrero 15, 2012) sobre la ubicación del monumento. Grupos de izquierda se oponen a tal punto que pretenderían conseguir la prohibición de que el busto ingrese al país. Este impase está ya tomando tintes de orden político y sectores no partidarios del ex. Presidente consideran injustificable el que se levante un monumento en su honor. El hecho de que este movimiento esté promovido y patrocinado por el actual Alcalde, deja ver claramente que el homenaje es al ex Alcalde y no al ex Presidente. Hay que recordar que cuando León Febres Cordero, luego de concluir su período presidencial asumió la alcaldía de Guayaquil; encontró una ciudad caótica, sucia y desordenada, que poco o nada tenía de ‘Perla del Pacífico’. Gracias a su total entrega a su ciudad natal, emprendió en la reconstrucción de las dependencias municipales en su aspecto administrativo, económico, legal etc; y luego en la ejecución de obras fundamentales para transformar a Guayaquil en una ciudad digna de su nombre ‘La perla del Pacífico.