Tras los múltiples acontecimientos delictivos acaecidos en el país, se deben adoptar medidas urgentes y no paulatinas para hacer frente al incremento de estos sucesos. Por una parte, los taxis que circulan por la urbe son tantos y tan variados que no se conoce a ciencia cierta su procedencia; el color amarillo o las múltiples franjas de unos contrastan con los que carecen absolutamente de distintivo, a no ser por incluir la palabra taxi en algún lugar visible para el transeúnte. Esto crea sin duda alguna confusión e intranquilidad. No es tan complicado obligar a los taxis a que rotulen los datos del conductor, así como los del vehículo para que puedan ser conocidos por el usuario, o yendo más allá, usar mayor tecnología e incluir códigos que puedan ser leídos a través de teléfonos inteligentes, para aquellos que los posean. Esto lograría identificar a los que prestan el servicio, al propietario del vehículo, a qué cooperativa pertenecen, etc. Es obvio que aparte de esto, siempre es necesario que se estandarice y legalice su operación para irlos visibilizando. Así habría certeza. Por otra parte, resultaría excelente que las motocicletas circulen con un solo pasajero, para evitar que los delincuentes tengan mayor libertad de maniobra Esta última regulación ya fue concebida en Manta el año anterior.