Eso es lo que sentimos los ecuatorianos que no estamos de acuerdo con establecer y estrechar relaciones con países como Irán de parte de Carondelet, un país violento, ensangrentado, terrorista, que solo busca el sometimiento a toda costa de los iraníes, generando descontento interno, lo que nos hace pensar que las buenas relaciones son solo un pago por deferencias y demostrar que tienen amigos fuera de sus fronteras. ¿Qué interés podemos tener los ecuatorianos en la industria militar de Irán, para qué, bajo qué propósitos?; el ensamblaje de autos iraníes en Venezuela fue un fracaso rotundo, lo propio ocurrió con bicicletas de ese país y lo último fue la construcción de viviendas que se derrumbaron tras una fuerte ventisca en los estados de Lara y Carabobo. ¿De qué intercambio hablamos? ¿De asesoría en tácticas de lucha interna por mantener un régimen con algunas semejanzas, ya que desde el 2009 las protestas en el país islámico han sido de gran descontento similares a las que se han producido en nuestro Ecuador? Existen otras direcciones en los mapas del mundo donde podemos apuntalar políticas comerciales de intercambio.