El logotipo y el IEPI

Resulta inconcebible que una institución tan seria y respetable como, se supone, es el IEPI haya cometido un descalabro de esta naturaleza. Una entidad que, a decir de muchos, fue creada y destinada para velar, proteger y garantizar la propiedad intelectual de los ecuatorianos, nunca y bajo ningún concepto, debió haberse puesto en entredicho. No quisiéramos pensar que, lamentablemente, el IEPI se encuentre patrocinando el “plagio” burdo y terriblemente descarado y, como si esto fuera poco, pagando por ello, la elevada e increíble suma de 58 000 dólares, dinero que, directa o indirectamente y, como siempre, sale de nuestros propios bolsillos.
¿Qué está pasando con los ecuatorianos que, últimamente y sin el menor reparo, se han dado a la ingrata tarea de falsificar títulos académicos, documentos financieros; copiar tesis de grado; tragarse cheques y hasta apropiarse, indebidamente, de obras literarias, de arte, etc.?
Es menester impartir valores y normas fundamentales para el “buen vivir” impartidos en los hogares, escuelas y más centros educativos.

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