Al encender nuestra luz… No apaguemos la del resto, es necesario aprender y entender que nada es eterno… Que el mundo gira y no debemos ser esclavos del ego, la avaricia y la codicia, sólo cuando alcancemos una inteligencia y madurez emocional, podremos comprender que ser jefe no significa humillar a los demás, que nadie es dueño de otro ser, que ese “cargo” es temporal… Que no es lo mismo jefe que líder…
El primero busca que todos obedezcan sin cuestionar, mientras él ordena, grita y humilla, tiene la errónea percepción de que él lo sabe todo y nadie tiene derecho a pensar, el segundo camina con su gente, busca soluciones y respeta la individualidad de todos, aprovecha las aptitudes y entiende que el respeto se gana, es un ser al que todos admiran.
No se necesita ser arrogante para demostrar “poder”…”más se consigue con miel, que con hiel”, sea buena persona, sea humilde, recuerde que todo lo que usted entrega…vuelve, que sus actos serán su sello, procura no ir esparciendo espinas por el camino…quizá mañana le toque volver por el mismo…descalzo.
El mundo necesita líderes dispuestos a cambiar las “malas costumbres” arraigadas, líderes que sean ejemplo y a los que todos quieran imitar, que trabajen pensando en el bien común, que caminen con su gente…
Sea un líder, es lo que hace falta, porque jefe puede ser cualquiera…