Cuarenta años han pasado de la primera edición de Historia de un intruso, sin duda, el libro más significativo de la generación de su autor Marco Antonio Rodríguez, la de los 70. Lo leí ‘obligada’ por la profesora de literatura ecuatoriana puesto que Historia… Constaba en los Planes de Estudio de esa materia.
Sin embargo, como a miles de lectores que lo han leído me marcó para siempre. Quienes se afanan en menospreciar a nuestros grandes valores que lean por favor este libro. Con sobrada razón ha merecido tantas ediciones, traducciones y críticas de afamados estudiosos de la literatura en numerosos países.
Participé con este libro en el Concurso del Libro Leído, certamen que si no me equivoco, también ha sido borrado por las famosas reformas educativas del actual gobierno alérgico a todo lo que no atañe a la genialidad del Presidente y su “best seller”…Banana Republic…, y la tecnificación que pretende imponer el ya “célebre” PdD René Ramírez, dueño y señor de la educación de nuestro país.
¿Cómo un estudiante de bachillerato puede ignorar Historia de un intruso, o desconocer a la Cuadra, Palacio, Gallegos Lara, Pareja Diezcanseco, Gil Gilbert, y entre los contemporáneos: Vásconez, Cárdenas, Egüez, Velasco Mackenzie…?
Sin conocer nuestra gran literatura (Carrera Andrade, Dávila Andrade, Jara Idrovo, Pazos, Carvajal…), nuestros artistas pintores, escultores, pensadores, científicos, vamos camino a nuestra sepultura.
Que otros países se hagan cargo del nuestro. Que todas las universidades se conviertan en Yachay Tech, es decir, en campos estériles donde los Prometeos extranjeros ganan enormes cantidades de dinero y otros lo hacen ‘monitoreando’ las tareas estudiantiles desde Estados Unidos o Europa vía ‘escape’ y los alumnos se robotizan. La patria ya es de todos.