Existen 2 clases de reformas que se examinan en situaciones como la nuestra; graduales y de shock. Como la historia nos muestra, más concretamente, las condiciones económicas políticas y sociales del período de la Argentina de 2015 de Mauricio Macri (que analizo debido a su simil con el Presente ecuatoriano).
El letargo en los cambios de las estructuras fundamentales del funcionamiento del país como la estructura tributaria y laboral, significó unos de los factores cruciales en la calidad de la gestión del presidente Macri, así como, la naturaleza de las reformas y acciones que se optaron, como la emisión de bonos y las gestiones con el FMI, además de la sustentación de proyectos inviables del gobierno de Cristina de Kirchner, mal manejo del tamaño del Estado, etc., que fueron moldeadas por las fluctuaciones en la popularidad del Ejecutivo. La falta de resultados, propició una insatisfacción política que obligó al gobierno de turno a acoger una estrategia populista enmascarada. La severidad del caso argentino, que dio cabida al regreso de kirchnerismo, es de especial interés por la similitud a nuestra situación financiera y de los jefes de Estado.
Históricamente, por cuestiones geográficas y culturales, el Ecuador puede considerarse un país difícil de gobernar. Los gremios, culturas y regiones se manifiestan asimétricamente a favor de sus intereses. Empezamos este Gobierno con amenazas de protesta ante determinadas reformas, y el quebrantamiento de acuerdos políticos, por lo tanto, se podría marcar una merma de popularidad progresiva, una vez que las altas expectativas de la reciente victoria se desvanezcan en la opinión de lass multitudes. Si o no se contiene este fenómeno, la insatisfacción social, engendrará una presión política hacia el populismo, que cultivaría las mismas condiciones de el ex presidente argentino.
El peligro del gradualimso en nuestro caso no está específicamente en la clase de reformas que se tomarían, sino, marcada en nuestro país por las diversidades, más el precedente del impacto popular negativo de la administración pasada de Moreno, que ha heredado el jefe de Estado por consecuencia ideológica, generan las condiciones políticas para que el escenario gradualista sea la trayectoria más probable. Es imperativa la firmeza, severidad y claridad en las decisiones del Ejecutivo sin no se quiere caer en la trampa de Puebla.