Los Médicos Veterinarios del país, a través de la Sociedad Científica Ecuatoriana de Historia de la Veterinaria (Sociehisvet), con sede en esta ciudad, se ha dirigido al señor Ministro de Salud, con motivo de este terrible momento, nunca imaginado, que pasa la humanidad entera, para dejar sentado en su ministerio, la inexplicable acción de dejar ausentes de la mesa de control de la salud del Ecuador, al cuerpo científico de profesionales veterinarios, que debieron estar presentes en estas deliberaciones, aportando su contingente técnico, en razón de su experiencia en el manejo de estas epizootias, que durante muchos años la realidad sanitaria ha obligado su acción profesional.
Podemos singularizar, mencionan en su escrito, en dos niveles nuestra justa participación: a nivel mundial, la ciencia reconoce el papel que juegan los animales en el origen de las innumerables epizootias y pandemias que han paralizado el mundo a través del tiempo, incluyendo la actual, donde los murciélagos y pangolinos están involucrados en su aparecimiento y difusión; y a nivel nacional, el papel que tradicionalmente y con frecuencia viene el gremio asumiendo, desde tiempos pretéritos hasta la actualidad, en los diferentes focos epidémicos, que tanto los humanos como los animales han venido padeciendo, como la aftosa, peste porcina, gripe aviar, gripe porcina, encefalomielitis equina, dengue, malaria, SIDA, entre otras, que mantienen en zozobra a las zoonosis, como puente de acción técnica entre las dos medicinas humana y veterinaria. Estamos muy alejados de reclamarle a usted, señor Ministro indican, por esta ignorada acción sanitaria mundial, porque sabemos que, en los países desarrollados o no, ha fallado los sistemas de salud por obsoletos e inertes, que han priorizado el diagnóstico y la atención primaria, en sus tres niveles operativos, olvidándose que por encima de todo existe el hombre que socialmente depende de los principios y acciones de una salud pública activa y científicamente concebida, monitoreada constante y técnicamente por las ramas operativas de le epidemiología: la vigilancia epidemiológica humana y veterinaria, que sencillamente se ignoró su existencia y que pudo alertar a tiempo, de las terribles consecuencias en las que hoy el mundo se encuentra.