La guerra de los cuatro días
Frente a la situación que vivimos en este momento por la falta de transparencia en las elecciones presidenciales, hemos vuelto a leer la historia del país y traemos a la memoria lo sucedido en el año 32 del siglo pasado, cuando el H. Congreso Nacional tenía la última palabra en la definición de quién mismo es el Presidente del Ecuador: si el elegido en las urnas o el que le convenía a la mayoría de diputados.
El caso es que en la elecciones de ese año, ganó en la lid Neftalí Bonifaz y tras una larga espera el Congreso debía definir si se calificaba o no a dicho señor.
Casi al final de una larga sesión un distinguido diputado de apellido Barsallo que representaba a Azuay, presentó una moción de descalificación del Sr. Bonifaz, porque alegaba que era peruano, cosa que era absolutamente falsa, ya que dicho caballero nació en Quito, hijo de un diplomático peruano y de una dama quiteña. La sopa estaba servida pero el plato fuerte nadie lo esperaba. La consecuencia de esta acción fue la famosa Guerra de los Cuatro Días que se saldó con la muerte de más de un millar de ciudadanos, muchos de ellos civiles que pagaron con su vida las ambiciones del o de los caudillos.
Que fue del Sr. Barsallo, la historia no recoge mayor información sobre su suerte, como buen Felipillo sirvió a los intereses del momento y se esfumó.