Un país que crece solo demográficamente y además en empleados públicos y privados no se está desarrollando. Ecuador debe invertir en los jóvenes independientes que están en la antesala del emprendimiento, futuros empresarios. A nivel contractual o dependiente la única forma para que la juventud consiga empleo es que el Estado no alargue la meta de jubilación y dejar de compararnos erróneamente con países europeos donde existe poca población juvenil. La toma de la posta de la nueva generación preparada tiene que darse para que exista un doble beneficio: que los adultos no mueran sentados en sus trabajos y que la juventud ingrese al engranaje productivo con sus nuevas ideas y visión.
Si tenemos a un ecuatoriano que gana mensualmente USD 1 500 pero tiene 6 hijos y la esposa no trabaja para poder cuidarlos, a pesar de estar en un rango de sueldo del 1.6% de la población no le alcanzará el dinero debido a que actuó de forma irresponsable en la planificación familiar. Esta persona vivirá estresado, enfermo y quejándose de que el sueldo “miserable” no le alcanza o, peor aun, buscando la forma de robar y hacer un “extra”. El Estado debería proporcionar de forma gratuita vasectomías y ligaduras sin costo, combatir severamente la impunidad para que en 50 años los recursos y la capacidad productiva alcancen a cubrir las necesidades del país y no seguir asfixiando tributariamente al sistema productivo privado.