En “Israel y la desmemoria” de Alan Cathey, el autor pretendió analizar la política israelí a raíz de la aprobación de la Ley “Israel Nación-Estado del Pueblo Judío”, pero demostró su desconocimiento de historia, leyes y realidad israelíes. Afirmó que la Resolución 181 definió la creación de un estado “israelí” y uno “palestino”. Estos términos jamás se mencionan en dicho documento.
Mencionó que en su “Constitución originaria” Israel nació como estado multicultural y multirreligioso. Israel no tiene constitución y en la Declaración de Independencia no se mencionan las palabras multirreligioso ni multicultural. Para referirse a organizaciones terroristas que han asesinado a miles de civiles israelíes utiliza el eufemismo de “organizaciones de milicias” y los atentados terroristas son “métodos no convencionales”.
Califica de “apartheid” político a la nueva Ley ignorando la realidad israelí, su sistema legal y dinámica social en la cual ciudadanos árabes cristianos, musulmanes y de otras minorías, ocupan altos cargos en el ejército, Gobierno, Parlamento, Corte Suprema de Justicia, diplomacia, etc. Las críticas a Israel son legítimas a la luz de la libertad de expresión. Sin embargo, comparar su jurisprudencia y políticas, con la ideología nazi y su concepto de “raza elegida”, con la cual exterminó seis millones de judíos, es una afirmación antisemita tipificada por la Agencia para los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.